CAPITULO 53

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Christopher gritó en voz alta, pero sus gritos fueron amortiguados por una capucha que le habian puesto sobre la cabeza.
Le arrastraron por un pasillo y le propulsaron hacia abajo, haciendo que sus pies resbalaran sobre los escalones.
No podía averiguar donde estaba, pero había un olor pesado alrededor de ellos, como piedra húmeda y que el aire se estaba haciendo más frío mientan descendían.
Cuando al fin se detuvieron, hubo un chirrido escalofriante, como de hierro siendo arrastrado por una piedra y Christopher fué arrojado hacia adelante para aterrizar sobre sus manos y rodillas en el duro suelo. Hubo un fuerte sonido metálico, como una puerta siendo cerrada de golpe y el sonido de pasos alejándose.
Cuando ya no escuchó ningún paso, se retiró la capucha de la cabeza y la lanzó al suelo. La sensación pesada, caliente y sofocante alrededor de su cara desapareció y luchó por inspirar una bocanada de aire fresco.

Estaba en una inhóspita habitación cuadrada de piedra, con solo una sencilla ventana en el muro sobre una cama pequeña de aspecto duro. Por una puerta baja Christopher pudo ver un diminuto baño con un lavabo y un váter.
Lleno de frustración, Christopher soltó un largo gruñido, haciendo que el eco se amplificara en el aire como el angustioso gemido de la muerte. De pronto esto se desvaneció y todo se quedó de nuevo en silencio.
Temblando por el frío que hacía, se sentó en un rincón, cruzó los brazos, se estremeció y el miedo volvió. Notó una sacudida preocupante en el pecho, como si el corazón quisiera escaparse, huir de su cuerpo.
-¡Que... alguien... me ayude! Gritó, y sus palabras le rasgaron la garganta.

De pronto, un sonido metálico le advirtió de que la puerta estaba siendo abierta y segundos después, un rostro familiar apareció frente a él, con una sonrisa de superioridad dibujada en el rostro.
-Volvemos a vernos, Christopher Vélez.

⭐⭐⭐

-¡No! Gritó Erick llamando la atención de todo el hospital. ¡No puede haberse llevado también a Christopher! ¿¡Que vamos a hacer ahora?!
-Erick, cálmate. Le dijó Richard en un susurró. Aún quedamos tres, podemos con él. Podemos rescatar a Christopher.
-No, no podemos. Dijó Joel. Alonso es solo uno, pero tiene demonios que obedecen sus órdenes, por no hablar de Alex y a saber que otras personas más que están con él. Solo nos queda una opción.
-¿Cual? Preguntaron Erick y Richard a la vez.
-Escondernos.
-¡No vamos a escondernos! Gruñó Erick. ¡No somos unos cobardes!
-Pero si somos inteligentes. Nos esconderemos en la antigua cabaña que tenía Alejado a las afueras de la ciudad, allí estaremos a salvo hasta que planeemos algo.
-¿Y que pasa con Zabdiel? No podemos dejarle solo en el hospital.
-El señor Warren se ocupará de cuidarle. Respondió Joel. Estará más seguro aquí.

...

El interior de la vieja cabaña había sido cuidadosamente protegido, dándole un resplandor misterioso a cada una de las superficies. La mayoría de las ventanas estaban tapiadas, pero incluso en la penumbra, se podían distinguir detalles como el polvo sobre los largos pasillos, marcas donde antes habían puesto luces de la construcción o ratones escarbando en los rincones oscuros.
-Este lugar es un asco. Se quejó Erick. No me creo que esto perteneciera a Alejandro.
-Al menos nadie nos buscará aquí. Dijó Richard, quien intentaba dar con los interruptores de la luz. Nadie busca en cabañas como esta.

Sentándose sobre uno de los viejos sofás del salón, Joel dejó caer la cabeza sobre sus manos.
Estaba preocupado por Christopher. Sabía perfectamente que Alonso le había secuestrado con la intención de atraerles y que no le haría ningún daño, pero saber que estaba en sus manos le ponía muy nervioso. Luego también estaba Zabdiel, quien había recibido la peor parte de todo. Realmente les echaba mucho de menos.

Regreso [Cnco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora