CAPITULO 39

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Un fuerte dolor en el cuello despertó a Joel.
Este se encontraba tumbado en mitad de lo parecía ser un bosque. Todo a su alrededor estaba frío y oscuro.
Joel intentando incorporarse, pero sus manos resbaladon en la hierba húmeda haciendo que volviera a caer contra el suelo.
De pronto, unos pasos resonaron cerca suyo y una brillante luz blanca le iluminó la cara, dejándole ciego durante un par de segundos.

Cuando por fin se acostumbró a la claridad, pudo ver a un hombre enfrente de él. Este sostenía una linterna en las manos mientras le miraba furioso.
-¡Oye! Gruño el guardia de seguridad. ¡No puedes estar aquí, el cementerio está cerrado!
Joel cerró fuertemente los ojos, intentando calmar el dolor de cabeza con el que se había despertado.
-¿Cuántos más hay por aquí? Preguntó el hombre.
-¿Que? Susurró Joel con voz estrangulada.
-¿Cuantos más están aquí contigo? Continuó en tono más agresivo. Se os ocurrió venir aquí y dedicaros a los juegos nocturnos ¿verdad? ¿Al escondite? ¿O tal vez a fantasmas en el cementerio? ¡No mientras yo esté de guardia!

Mirando fijamente al hombre enfrente de él, Joel intentó recordar que estaba haciendo allí. ¿Habria quedado con alguien? Trato de recuperar su memoria, pero no pudo. No recordaba haber ido al cementerio. No recordaba casi nada, era como si le hubiesen arrancado el recuerdo de esa noche de la memoria.
Y aún peor. No recordaba la mañana.
No recordaba haberse vestido, desayunado o haber echo cualquier otra cosa.

Reprimió la sensación de pánico, trató de orientarse y aceptó la mano que le tendía el hombre.
En cuanto se incorporó, todo le comenzó a dar vueltas.
-¿Cuantos años tienes? Quiso saber él.
-Veinte.
-¿Que demonios haces aquí fuera solo? ¿No sabes que el cementerio está cerrado?
-Yo...
-¿No te as escapado, verdad? Solo dime que tienes donde ir.
-Si.
El repentino recuerdo de su hogar le levantó el ánimo, pero después se le fué a los pies. ¿Desde hace cuánto tiempo había estado fuera de casa? Procuro borrar la imagen de los rostros enfadados de los chicos cuando entrara por la puerta.
-¿Ese "si" corresponde a alguna dirección?
-Jackson street.
(Trató de ponerse en pie, pero el mareo hizó que se tambaleara)
-¿As bebido? Preguntó el hombre, entrecerrando los ojos.
-No.

De pronto, su cara del hombre se iluminó mostrando una mueca de sorpresa.
-Un momento. ¿Tu ese aquel chico, verdad? Joel Pimentel.
( Joel frunció el ceño)
-¿Cómo sabe mi nombre? Dijó retrocediendo.
-La tele. Explicó él. Te han estado buscando desde Junio.
-¿Junio? Repitió Joel invadido por el pánico. ¿De que estás hablando? Pero si estamos en Abril.
-¿Abril? El hombre le lanzó una mirada extraña. Pero si estamos en Septiembre.

Como si le hubiesen dado un empujón, Joel retrocedió varios pasos.
¿Septiembre? No, eso era imposible.
El hombre dejó de iluminarle con la linterna en la cara y Joel pudo verle mejor. Sus tejanos estaban sucios y tenía las uñas largas y negras. Parecía uno de esos vagabundos que recorrían las vías del tren y pedían limosna en mitad de la calle.
-Tienes razón, debo ir a casa. Dijó dándose la vuelta.
-¿A donde crees que vas? Preguntó el hombre, siguiéndole.
Su brusco movimiento provocó que Joel echará a correr.
Corrió en la dirección que señalaba un Ángel de piedra, con la esperanza de que este le llevase hasta la salida.
-¡Joel! Gritó el hombre.
Sus zancadas eran más largas que las suyas, lo que provocó que el hombre le cogiera del hombre y le diese la vuelta.
-¡No me toques! Gritó Joel apartando su mano de un golpe.
Con un rápido movimiento, estampó la punta de su zapatilla contra la espinilla del hombre, quien se quejó del dolor.

Retrocediendo unos pasos, Joel echó un vistazo a su alrededor y trató de orientarse. El sudor le humedecía la camisa, se deslizaba por su espalda y le herizaba el vello.
Un ruido hizó que se girara hacia atrás, encontrándose con que el hombre le estaba siguiendo con el teléfono en la mano.
-Si, es él. Estoy seguro. Abandona el cementerio en dirección al sur.
Impulsado por el miedo, Joel se lanzó hacia adelante y saltó por encima de una verja.
"Llama a la policía" se dijó mentalmente mientras corría. "Llama a los chicos".

Regreso [Cnco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora