CAPITULO 51

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Inspirado en la novela "Cazadores de sombras, cuidad de hueso"

Si no la habéis leido leido aún, os la recomiendo al 100%

...

Mientras los chicos elegían cada uno un arma, el sacerdote llamado Javier, aprovechó para hablar con el menor, quien se mantenía al margen, en silencio.
-¿Cómo te encuentras?
-Estoy bien, creo. Respondió Erick, mientras jugaba nervioso con las manos. ¿Usted cree que Annabelle sigue en mi interior?
-Es posible que no. Dijó este. Los hermanos Silenciosos hicieron un gran trabajo contigo; es una pena que no hayan podido terminar.
-Pero.. ¿y si sigue dentro?
-Los hermanos Silenciosos han muerto, por lo que ahora va a ser más difícil sacarle. Pero aún hay otra manera, no es muy segura pero es factible.
-¿Cual?
-Vais a tener que ir...

Un fuerte estruendo llamó la atención de todos, dejándolos en un total silencio.
-¿Que ha sido eso? Preguntó Christopher, levantándose del suelo.
De pronto, una turbulenta masa de nubes negras apareció de la nada, dirigiéndose directamente hacia los chicos.
Cuando Richard gritó que se agacharan, Zabdiel se dejó caer sobre al suelo, derribando a Christopher con él. Tumbado sobre el estómago, el muchacho alzó la cabeza a tiempo para ver como la veloz forma oscura golpeaba al señor Javier, que chilló alzando los brazos. En lugar de tirarle al suelo, la cosa oscura le envolvió como una mortaja y su oscuridad pareció filtrarse dentro de el. La espalda del hombre se encorvó monstuosamente y toda su figura se alargó a medida que se alzaba más y más en el aire.

Christopher apartó con un esfuerzo la vista de aquella cosa mientras Zabdiel le ponía en pie, tirando de él. Erick y Joel se incorporaron penosamente, sin dejar de mirar a aquella horrible cosa levitaba en el aire.
-¡Moveos!
Joel empujó a Erick hacia la puerta de la iglesia. Cuando el menor intentó mirar por encima del hombro, vió solo una espesa masa negra arremolinada, como una nube de tormenta, con una figura oscura en su centro...
Los cinco salieron disparados al vestíbulo del edificio, con Richard en cabeza. Este corrió hacia la puerta principal, intentó abrirla y se volvió con el rostro aterrado.
-No se abre.
De pronto, un sonido parecio al de un trueno estalló a través de las paredes. El suelo se alzó bajo sus pies y Erick dió un tras pie y casi cayó, antes de agarrarse a la barandilla de la escalera para sostenerse. Cuando alzó la vista, vió un enorme agujero nuevo en la pared que separaba el vestíbulo de la catedral.
-¡Zabdiel!

Era Richard quien gritaba; Zabdiel estaba de pie frente al agujero, con el rostro blanco y una expresión horrorizada.
Sin pensárselo, Richard corrió hacia él y lo agarró, arrastrándolo hacia atrás justo en el momento en el que la cosa entraba en el vestíbulo.
Christopher sintió que se le cortaba la respiración. La carne de la criatura era lívida y magullada. A través de la rezumante piel, sobresalían huesos... no nuevos y blancos, sino huesos que parecían haber estado bajo tierra un millar de años, negros, agrietados y mugrientos. Media casi tres metros.
Contempló a los cinco chicos con vacías cuencas en sus ojos.
-Dadme al chico. Dijó, en una voz que era como el viento arrastrando basura por una acera vacía. Dádmelo y os dejaré vivir.

Preso del pánico, Erick clavó la vista en los demás; a Richard la visión de aquella cosa parecía haberle hecho el mismo efecto que un puñetazo en el estómago. Christopher estaba inmóvil. Fué Richard, como siempre, quien habló.
-¿Quien eres? Preguntó con voz firme, aunque parecía más nervioso de lo que nadie le había visto jamás. ¿Que hay del Señor Javier?
De pronto el demonio saltó sobre él y Richard se movió rápidamente y sacó el cuchillo que el sacerdote le había dado y se lo hundió en la parte más carnosa del demonio, su abdomen. El ser aulló y le golpeó, arrojandolo a un lado igual que un gato podría apartar con la pata a una cría. Richard rodó por el suelo y se incorporó, con el brazo herido.

Regreso [Cnco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora