CAPITULO 18

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-¿Alonso?
(Una sonrisa de superioridad apareció en el rostro del susodicho)
-El mismo.
-No.. no puede ser. Murmuró el menor desconertado. Tu estabas muerto... vimos como explotabas junto a parte de la casa.
-Ah, pues aquí estoy! Se burló. Y si esto te parece una sorpresa...

Soltando de un solo movimiento la mandíbula del menor, Alejandro caminó hacia la pared más cercana y pulsó el interruptor de la luz.
Una fuerte y deslumbrante luz blanca dejó cegó a Erick durante unos cuantos segundos; pero cuando por fin sus ojos se adaptaron a la claridad, deseó no haberlo echo jamás.

Justo en el centro de la habitación se encontraba una persona atada a una silla de metal. Esta estaba con la cabeza gacha, mientras mantenía ambas manos y pies atados a la silla con una gruesa soga y con la cabeza tapada con un saco negro.
Por un momento Erick pensó que era Alejandro, pero en cuanto Alonso le destapó el rostro, las peores pesadillas de Erick salieron a flote.
Era Joel.
Este estaba medio inconsciente, con el rostro lleno de sangre y varias cortaduras alrededor de todo su cuerpo.
El corazón de Erick comenzó a dar bandazos.
-Joel...

Caminando alrededor de Joel, Alejandro se acercó a una mesa que se encontraba a su izquierda y agarró un extraño utensilio de metal.
Este tenia un aspecto bastante intimidante; dos grandes dientes en la parte delantera que se abrían y cerraban en tan solo unos segundos haciendo sonar un escalofriante chasquido.
-Que te parece... Dijó acercándose amenazante a Joel. ¿Si torturamos a tu querido novio?
(Erick negó con la cabeza a la vez que intensas lágrimas comenzaban a resbalar por su mejilla)
-Por favor no le hagas daño...
-¿Y porque no iba a hacerlo? Vosotros habéis acabado con mi vida, es justo que ahora yo quiera acabar con la vuestra, no?
-Matame a mí si quieres. Dijó Erick mirando a Joel, quien aún se encontraba inconsciente. Pero déjale a él en paz.
(Alonso negó con la cabeza con una expresión divertida en el rostro)
-¿Y que tendría eso de divertido? Además, a ti no quiero matarte, te tengo otros planes.

Nada más decir eso, Alonso agarró una silla y se sentó a un lado de Joel.
-Vamos a ver... ¿por dónde empezamos?
Con un grácil y elegante movimiento, Alonso clavó la punta de lo que parecía ser una llave inglesa en la palma de la mano a Joel, quien automáticamente abrió los ojos y gritó desgarrandose la voz.
-¡PARA! Gritó Erick bajando la mirada. ¡POR FAVOR PARA!
(Alonso le miró desafiante)
-Te dije Erick Brian Colon que os acabaría matando, uno a uno. Esto es solo el inicio.
Otro grito salió de la boca de Joel en el momento en el que Alonso le clavó de nuevo la punta de la llave en la otra mano.
-¡SUÉLTALO MALDITO ENFERMO! Gritó Erick llenó de ira. ¡TE MATARÉ, JURO QUE TE MATARÉ!
Sus palabras salían sin control, se sentía como un completo inbecil. No quiso mirar lo que venia a continuación, solo agacho su mirada y dejó que sus lágrimas salieran, mientras que repetía "perdon" constantemente.

Pronto, los llantos y suplicas de Joel cambiaron por un repentino silencio.
Lo único que se escuchaba en ese instante era la respiración agitada de Joel y los constantes sollozos de Erick.
-Erick.
Levantándo lentamente la mirada, este miró a Alonso, quien se encontraba enfrente suyo, con ambas manos manchadas de sangre, de la sangre de Joel.
-Tienes una oportunidad. Dijó Alonso fríamente. Una oportunidad para mostrarme el valor que tienes como persona.
(Erick agitó levemente la cabeza, intentando liberarse de las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos)
-No.. no entiendo...
-Es fácil. Tan solo respóndeme a una pregunta: ¿Que serías capaz de hacer con tal de mantener con vida a tu novio?
-Cualquier cosa. Murmuró Erick mirando a Alonso a los ojos. Lo que sea.

Asintiendo con la cabeza, Alonso se separó del menor y se cruzó de brazos.
-Si suelto a Joel... ¿Te unirías a mí?
Erick miró a Joel y recordó. Recordó levantarse con el todas las mañanas, recordó la primera vez que se conocieron en la banda, recordó el olor de su colonia, el sabor de sus labios...
-De acuerdo. Dijó mirando con ojos llorosos a Alonso. Me uniré a ti.
(Una sonrisa de superioridad se dibujó en el rostro de Alonso)
-Buena elección.

⭐⭐⭐

Su pecho se oprimió fuertemente y de un susto se levantó de la cama. Erick tenía la respiración agitada, el sudor se le pagaba por su frente mientras sentía las lágrimas acumularse en sus ojos.

Secándose velozmente las lágrimas que habían comenzado a resbalar por sus mejillas, Erick se sentó en la cama y miró confundido a su alrededor.

Estaba sobre la cama de una especie de habitación de Hotel, donde la oscuridad de la noche se filtraba a través de las cortinas creando extrañas siluetas en la pared.
Cuando Erick se giró y encendió la luz, no se sorprendió al ver todas sus cosas colocadas junto a la pared con una nota de Joel colocada justo encima de su maleta en la que ponía: "He ido a comprar algo de comida, vuelvo enseguida. Te quiero".

Una inevitable sonrisa apareció en el rostro de Erick, quien lentamente y con cuidado se levantó de la cama y caminó torpemente hasta el baño.
Sus piernas le dolían a cada paso que daba; era como si le hubiesen pegado una pálida y después le hubiesen arrastrado cientos de kilómetros.

Una vez en el cuarto de baño, se acercó hasta el lavabo, apoyó ambas manos en el y se miró en el espejo que se encontraba justo encima de este.
Dos grandes bolsas aparecían bajo sus ojos verdes, dándoles un toque cansado y haciéndole algo más mayor.
-¿Erick?
Pegando un fuerte brinco, el menor se separó velozmente del espejo y miró asustado hacia la puerta, donde en tan solo un par de segundos apareció Joel, con una bolsa de plástico en las manos.

Este, al ver la cara de sorpresa del menor se acercó lentamente hasta él y colocó una mano sobre su rostro.
-Hey, ¿estás bien?
(Erick asintió cansado con la cabeza)
-Erick...
-Estoy bien. Dijó el menor echándose torpemente hacia atrás haciéndole casi caer. Puedo aguantarme en pie.
-A mí me parece que estás usando la pared para sostenerte. Esa no es mi definición de "aguantarme en pie".
-Estar apoyado. Dijó Erick intentando sonar lo más conveniente posible. Estar apoyado viene justo delante de aguantarse en pie.
(Joel rodó los ojos)
-Lo que tú digas. Mira, te he traído algo de comer, ¿tienes hambre?

⭐⭐⭐

Eran las tres de la madrugada cuando un par de manos sacudieron enérgicamente a Christopher, quien dormía plácidamente junto a Zabdiel bajo una fina sábana blanca.
-Christopher.
Pestañeando varias veces y frunciendo el labio, el mayor agitó la mano y se giró hacia la dirección contraria volviendo a quedarse dormido.
-Oh, mierda Christopher. Se quejó sacudiendole de nuevo. ¡Despierta de una vez!

Soltando un sonoro quejido, el mayor se giró bruscamente y encendió la luz de la mesita.
-¿¡Que diablos pasa Richard?!
-Tienes que ver una cosa. Dijó este último cruzándose de brazos. Es urgente.

...

Cinco minutos después de que Richard despertase a Christopher, ambos se encontraban fuera del Hotel, en el apartamento.
Enfrente de ellos estaba el viejo auto de Christopher, el cual estaba totalmente rayado con un mensaje escrito desde una puerta a otra.
"¿You miss me?"

Regreso [Cnco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora