CAPITULO 13

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Un suave cosquilleo en la nariz despertó a Zabdiel del profundo sueño en el que había caído desde la madrugada.
Zabdiel
Abriendo poco a poco los ojos, este giró la cabeza y se encontró con un rostro enfrente de él. Este estaba mirándole fijamente, con los ojos clavados en los suyos a escasos centímetros de distancia.

Sorprendido y asustado a la vez, Zabdiel se incorporó rápidamente y encendió la luz de la mesilla, encontrándose con dos ojos marrones mirándole detalladamente.
-¿Pero que..?
-Shh. Dijó Joel llevándose el dedo índice al labio. Cállate o vas a despertar a Chris.
(Frunciendo el ceño, Zabdiel miró a Christopher, quien aún dormía tranquilamente a su lado)
-Tengo que hablar contigo. Dijó Joel llamando de nuevo su atención. Es importante.
-¿Ahora? Joel, son las ocho de la mañana.
-Si, ahora. Bufó Joel cruzándose de brazos. Levanta el culo y muévete a la cocina antes de que los demás se despierten.

Viendo como su amigo se daba la vuelta y salía a toda prisa del dormitorio, Zabdiel puso los ojos en blanco y se dejó caer de nuevo sobre la cama.

...

Una vez los dos amigos bien despiertos y reunidos en la cocina, ambos se sentaron en la mesa mientras tomaban una sabrosa taza de chocolate caliente.
-¿Y bien? Preguntó Zabdiel dando un pequeño sorbo a su taza. ¿Que es lo que es tan importante que me tienes que contar?
(Jugando nervioso con la cucharilla, Joel soltó un largo y cansado suspiro)
-Tenemos que irnos de aquí.
-¿De aquí? Repitió Zabdiel confundido. ¿A que te refieres?

Dejando la cucharilla sobre la mesa, Joel posó su mirada en su taza de chocolate, la cual desprendía humo a causa de lo caliente que estaba.
-Si te cuento una cosa... ¿Prometes no reírte de mí?
-¡Pues claro! Dijó Zabdiel mirando extrañado a su amigo. ¿Joel, que ocurre?
-Es... Esta casa. Respondió sin mirar a los ojos de su amigo. Creo que hay algo malo.

Sintiendo como un nudo se formaba instantáneamente en su estómago, Zabdiel dejó la taza sobre la mesa y se miró las manos, las cuales estaban comenzando a temblar.
Sabía lo que su amigo estaba a punto de contarle, y sinceramente, esperaba que no fuera cierto.
-He escuchado voces Zabdi. Dijó Joel mirando a su amigo con temor. Voces llamándome, diciendo mi nombre una y otra vez. Al principio pensé que eran paranoias mías, pero las voces cada vez se hacían mas fuertes, como si estuviesen... Cerca, muy cerca de mí y tengo miedo Zabdi, tengo miedo de que sea real y que Annabelle haya vuelto.
-Ella no ha vuelto. Dijó Zabdiel intentando calmar a su amigo. Es imposible.
-Nada es imposible.

Dándose rápidamente la vuelta, los dos amigos miraron aterrados a la puerta de la cocina, donde una figura se asomaba de entre las sombras.
(Zabdiel frunció el ceño)
-¿Richard?
-A mi también me han pasado cosas. Siguió diciendo este sin prestar atención a las miradas confusas de sus dos amigos. Hace dos noches.
Sin decir nada mas, este caminó en silencio hasta la mesa y se sentó en una de las sillas vacías.
-¿A que te refieres? Preguntó Zabdiel rompiendo el incómodo silencio que se había creado. ¿Tu también as escuchado voces?
-Voces no. Dijó este mirando a Joel, quien ladeó la cabeza confundido. Pero si sentí como alguien.. O algo intentaba hacerme daño.
-¿Daño? Preguntó Joel incómodo ante la potente mirada que le estaba echando su amigo.
-Si. Murmuró Richard nervioso. Sentí como alguien intentaba.. Bueno, agredirme sexualmente.
-Oh. Dijó Zabdiel bajando la mirada.
(Richard negó con la cabeza)
-Eso no es todo. Al despertarme a la mañana siguiente pensé que solo había sido un mal sueño, pero cuando fue al baño descubrí que no había sido un sueño ya que tenía dos grandes arañazos en la espalda.

Abriendo los ojos como platos, Joel se levantó aterrado de la silla y miró con miedo a sus dos amigos.
-Tenemos que irnos de aquí! Medio gritó caminando velozmente hacía la puerta. Antes de que sea demasiado tarde.
Justo cuando este iba a salir por la puerta, una mano le agarró firmemente del hombro deteniéndole al instante.
-No les puedes decir nada a Erick y Christopher. Susurró Richard tras su espalda. Por favor.
-¿Porque no? Bufó Joel dándose la vuelta y enfrentándose a su amigo. Ellos se merecen saber lo que está pasando!
(Negando con la cabeza, Zabdiel soltó un largo y cansado suspiro)
-Te prometo que en cuanto amanezca nos iremos de aquí y volveremos a Miami con Alejandro. Pero por favor, no les digas nada.
-¡Esque no lo entiendo! Bufó Joel. ¿Porque no les podemos decir nada?
-¡PORQUE NO! Gritó Zabdiel. NO QUIERO QUE CHRISTOPHER PASÉ OTRA VEZ POR LO MISMO! Y SINCERAMENTE, PENSABA QUE TU QUERRÍAS LO MISMO PARA ERICK.

Mirando con ojos cristalinos a sus amigos, Joel asintió tristemente con la cabeza.
-Está bien. Susurró mirando al suelo. No les diré nada.
(Posando una mano sobre el hombro de su amigo, Richard sonrió amablemente)
-Gracias. Prometo que no te arrepentirás.
-Eso espero. Dijó Joel mirando a los ojos de Zabdiel. Porque entonces habría mentido al amor de mi vida para nada.

Nada mas decir eso, este se dió la media vuelta y salió apresuradamente de la cocina, dejando a sus dos amigos atrás.

★★★

La vuelta a la civilización resultó ser de lo mas agotadora. No solo porque eran mas de siete horas de viaje, sino porque el auto en el que volvían era pequeñísimo, del tamaño de un biplaza.

En ese momento, los chicos se encontraban en una carretera en mitad de la nada, con el depósito medio vacío y por si fuera poco, era de noche y estaba lloviendo a mares.
-Dios... Murmuró Richard mirando por la ventanilla del co-piloto. Con esta lluvia no se vé absolutamente nada.
-Deberíamos parar en algún motel cercano. Dijó Erick, quien se encontraba en la parte trasera entre Joel y Zabdiel. Seguro que hay alguno cerca.
-¡AHÍ! Gritó Joel asustando a sus amigos. ¡LUCES! ¡SEGURO QUE ES UN MOTEL!
Girando levemente el volante, Christopher dirigió el auto hacía las luces que se veían desde lo lejos.

...

Tras aparcar el auto en el pequeño parking del motel, los chicos salieron apresuradamente del auto, huyendo lo mas rápido posible de la tormenta que estaba cayendo en ese momento.

El motel resultó no ser de mucha clase; viejos sofás y alfombras desteñidas decoraban de forma extraña el Hole, donde un viejo escritório con las letras "Recepción" estaban escritas en lo alto de la madera.
-¿Hola? Habló Christopher al ver que no había nadie en la recepción. ¿Hay alguien ahí?
De pronto y sorprendiendo a los chicos, un hombre mayor salió tras un pequeño cuarto y se colocó frente al viejo escritorio.
-Buenas noches. Dijó este con voz grave. ¿Que desean?
-Queríamos tres habitaciones. Dijó Christopher intentando no mirar a la Cánula que sobresalía de su garganta.
(El hombre asintió con la cabeza a la vez que escribía en una libreta)
-¿Para cuantas noches?
-¡UNA! Medio-gritó Joel desde atrás. ¡SOLO UNA!

Tras escribir durante unos minutos, el hombre cerró la libreta, agarró tres manojos de llaves y sonrió amablemente a los chicos.
-Síganme por favor, les llevaré a sus habitaciones.

...

Una vez cada uno en sus respectivas habitaciones, Christopher se dejó caer cansado en la cama.
El conducir durante cuatro horas seguidas le había dejado exhausto.
-Este hotel es un asco. Bufó Zabdiel saliendo del servicio. Hay vello púbico en la bañera.
(Christopher arrugó la nariz)
-Pues tenía pensado darme una ducha.
-Yo que tu no lo haría si no quieres coger una enfermedad o peor... Ladillas.
(Riéndose, Christopher miró al techo)
-Tranquilo Zabdi, solo va a ser una noche.
-Pueden pasar muchas cosas en una noche.

Regreso [Cnco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora