CAPITULO 35

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Cuando el reloj de la cocina marcaron las doce del mediodía, todos los chicos se encontraban sentados en la mesa desayunando.
Habían dormido unas ocho horas seguidas, cosa que no ocurría desde hacía varios días y su cuerpo lo agradecía.
-Bien. Habló Richard llevándose un trozo de tostada a la boca. Erick, es tu última oportunidad. ¿Estás seguro de que quieres hacerlo?
-Estoy seguro. Respondió el menor, quien se encontraba sentado entre Joel y Christopher.
-Bien.

Levantándose de la silla, Richard se limpió las manos con una toalla y caminó hasta la puerta.
-Voy a comprar todo lo necesario para la operación, estaré aquí en nada.
Nada más decir eso, este se dió la media vuelta y salió por la puerta de entrada.

...

Habían pasado unos diez minutos desde la salida  de Richard, cuando un fuerte dolor de cabeza invadió a Erick.

Soltando un leve gemido, el menor apoyó los codos en la mesa y la cabeza, la cual había empezado a dolerle, en las manos.
-¿Erick? Susurró Zabdiel. ¿Estás bien?
(El alzó la vista)
-Necesito...
Las palabras se le atascaron en la garganta cuando un fuerte dolor descendió por su columna vertebral. Pero se fué tan rápido como había llegado.
Se incorporó en la silla, asustado. De pronto, un espasmo envaró sus brazos y le sacudió las piernas. Erick retorciéndo su cuerpo hasta que se separó de la mesa y cayó al suelo, agitándose.
Gritó cuando su espalda tocó las duras baldosas y se esforzó por controlar las extremidades que se movían bruscamente.
Pero no pudo.
Sus pies dieron contra el suelo y las espinillas golpearon las patas de la mesa.
-¡Erick! Gritó Christopher. ¿¡Que pasa?!

A pesar de la pérdida de control total de su cuerpo, Erick tenía la mente despejada. Por el rabillo del ojo vió que Joel estaba a su lado en el suelo, intentando calmarlo, y que Zabdiel se hallaba paralizado, con los ojos de par en par.
Intentó hablar, pero de su boca solo salió baba.
-¿Me oyes? Gritó Joel inclinándose sobre él. ¡Erick, que pasa!

Entonces, de pronto sus extremidades dejaron de sacudirse; las piernas quedaron rectas, descansando, y los brazos cayeron sin fuerzas a ambos lados de su cuerpo. No podía moverlos. Hizó un gran esfuerzo, pero no pasó nada.
(La expresión de Joel cambió a algo parecido al terror)
-¿Erick?
No sabía como, pero su cuerpo empezó a moverse aunque el no lo ordenaba. Sus brazos y piernas cambiaron de posición y comenzó a levantarse. Era como si fuese una marioneta. Trató de gritar, pero no pudo.
-¿Estás bien? Exclamó Christopher.
El pánico de apodero de Erick mientras seguía haciendo cosas en contra de su voluntad. Giró la cabeza y luego se volvió hacia la puerta por la que Richard había desaparecido.
Unas palabras salieron de su boca, pero no tenía idea de donde procedían.
-No puedo...dejaros...hacer eso.

...

Erick luchó desesperadamente y se esforzó por recobrar el control de sus músculos, pero algo extraño se había apoderado de su cuerpo.
-¡Erick, te tiene! Gritó Zabdiel. ¡Resiste!
El menor observó, impotente como su propia mano apartaba la cara de su amigo y le tiraba al suelo. Christopher fué a protegerle, pero le dió un puñetazo en la barbilla con un golpe rápido. La cabeza de Christopher rebotó hacia atrás y un hilo de sangre salió de sus labios.
De nuevo salieron de Erick palabras que no eran suyas.
-¡No puedo...dejaros...hacer eso!
Para entonces estaba gritando y el esfuerzo desgarrada su garganta. Era como si su cerebro hubiese sido programado con esa única frase y no pudiera decir nada más.

Zabdiel se había vuelto a poner en pie. Estaba aturdido, con la cara llena de confusión.
Christopher se estaba limpiando la sangre de la barbilla y sus ojos reflejaban ira.
De pronto, las piernas de Erick comenzaron a avanzar hacia la puerta a pasos agigantados y apartó a Joel de su camino con un empujón. Pasó medio tambaleándose por la barra de la cocina y cogió un cuchillo que había junto al fregadero.
Lo agarró con la mano y cuanto más intentaba tirarlo, más se cerraban sus dedos.
-¡Erick! Gritó Zabdiel al salir por fin de su estupor. ¡Reiste tío, saca eso de tu cabeza!

Regreso [Cnco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora