CAPITULO 17

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Dos semanas
Dos semanas habían pasado desde que los chicos habían desaparecido sin dejarle una miserable nota.
Dos semanas desde que sabía que Alonso, el hombre psicópata que intentaba matarlos no estaba muerto y que iba detrás de ellos.
Dos semanas que llevaba buscándolos sin descanso, llamando a todos sus contactos y rastreando cualquier cosa que pudiera llevarle a ellos.

Les habían comentado a las fans que los chicos de Cnco se habían ido de vacaciones, que pronto volverían con un nuevo tour y nuevas canciones.
Eso pareció calmarlas un poco, pero el no verles en ninguna fotografía en las redes sociales con su familia o amigos llamaba bastante la atención.
Incluso llegó a salir en las noticias, donde un reportero hablaba sobre la "extraña desaparición" de los chicos de Cnco, y que era bastante extraño teniendo en cuenta lo que había pasado un año atrás.

En ese momento, Alejandro se encontraba sentado en su sillón de cuero en su despacho, escribiendo como lo hacía a diario a las familias de los chicos, diciéndoles que estos no estaban desaparecidos, que simplemente se estaban tomando unas vacaciones y que se habían dejado los teléfonos apagados para estar más tranquilos e incomunicados.
Estos parecieron entenderlo y Alejandro se sentía mal por ello. Sabía que estaba mal lo que estaba haciendo pero no podía decirles que habían desaparecido, eso les dejaría destrozados.

Unos cuantos golpes en la puerta le sacaron de los pensamientos en los que se había sumergido para centrarse en la puerta, donde un hombre trajeado esperaba con un pequeño sobre blanco en las manos.
-Señor...
(Alejandro frunció el ceño, posando su mirada en el sobre que su secretario llevaba en las manos)
-¿Que es eso, Mario?
-No lo sé Señor. Contestó este Encogiéndose de hombros. Lo he encontrado en el buzón, no tiene nombre pero va destinado "al señor sanz".

Sin decir una sola palabra más, Alejandro se levantó de su sillón y caminó velozmente hacia su secretario y le arrebató el sobre de las manos.
-Muchas gracias Mario, puedes irte.
Asintiendo con la cabeza, el hombre se dió la media vuelta y salió apresuradamente por la puerta cerrandola tras de sí.
Alejandro, nada más escuchar cerrarse la puerta se sentó sobre la mesa de su escritorio y abrió la carta.
Dentro, una fotografía salió a la luz. En ella salían los cinco chicos. Estos estaban saliendo de lo que parecía ser un viejo motel de carretera llamado "Glen capritt". Por sus rostros parecían desconcertados, como si estuviesen preocupados por algo o como si no hubiesen dormido en toda la noche.
Una acrada comenzó a subir por la garganta de Alejandro.
En la esquina de la fotografía, unos números revelaban el día y la hora en la que había sido tomada.
-Oh, dios santo... Murmuró mirando atentamente la fecha.

Levantándose como un rayo de la mesa y con el corazón a mil por hora, Alejandro agarró su teléfono y marcó a la persona en quien más confiaban en el mundo.
-¡LAURA! Gritó con los ojos llorosos. ¡LOS HA ENCONTRADO! MIERDA LOS HA ENCONTRADO!

⭐⭐⭐

Lo último que recordó Erick antes de despertarse en una oscuridad total, fué quedarse dormido con la cabeza apoyada en el hombro de Joel, dentro de un auto chatarroso mientras se dirigían hacia su hogar, Miami.

Ahora estaba en un lugar totalmente diferente. Todo a su alrededor era pura oscuridad, una oscuridad intensa rodeada de extraños objetos de los que Erick no pudo reconocer.

Levantándose lentamente del suelo en el que se había despertado, Erick miró confundido a su alrededor.
No tenía idea de como había llegado hasta allí.
Intentando calmar a su corazón, el cual había comenzado a latir con fuerza, el menor caminó recto hasta tocar lo que parecía ser una pared.
Todo a su alrededor le daba vueltas, haciéndole tambalear en más de una ocasión y tenerse que sujetar a la pared para no caerse al suelo.
-...Erick...
Abriendo completamente los ojos para intentar adaptarse a la oscuridad, el menor apoyó su espalda en la pared y miró asustado a su alrededor.
-¿Ho-ola? Habló con voz entrecortada. ¿Quién hay ahí? ¿Chicos?
(Una risita se escuchó a escasos centímetros de distancia haciéndole herizar la piel)
-Nada de chicos Colon, aquí estamos solo tú y yo.

Nada más decir eso, una sombra apareció entre la oscuridad y se abalanzó sobre Erick, quien cayó al suelo dándose un fuerte golpe en la cabeza.

⭐⭐⭐

Tras varias horas conduciendo sin parar, los chicos llegaron a las afueras de Florida.

La noche había llegado y las estrellas adornaban el cielo como diamantes en el carbón. El cálido aire veraniego entraba ligeramente por la ventanilla del copiloto en la que descansaba apoyado Richard.
-Ya es tarde. Se quejó Zabdiel desde la parte trasera del auto. Deberíamos parar en algún motel y descansar.
(Christopher, quien conducía con la vista clavada en la carretera negó con la cabeza)
-Nada de Moteles, si vamos a dormir fuera prefiero que sea en un Hotel de verdad.
-Si... Suspiró Joel mirando a Erick, quien dormía con la cabeza apoyada en su hombro. Ninguno de nosotros quiere pasar la noche en un Motel.

⭐⭐⭐

Un cubo de agua fría sobre su cabeza hizó que Erick recuperase el sentido de golpe, tosiendo todo el agua que había tragado inconscientemente.
Cuando por fin dejó de toser y pudo levantar la mirada, se encontró a una figura parada enfrente de él, con un cubo de plástico vacío en sus manos.
-Al fin despiertas. Habló el hombre con voz grave mientras dejaba el cubo de plástico en el suelo. Pensaba que se había acabado la diversión.

Desorientado, Erick elevó la mirada, observando sus manos atadas a unas cadenas. Unos fuertes broches que permitían abrirlos se encontraban cerrados, impidiendo que se soltase.
-¿Te gusta? Habló el hombre pasando la mano por las gruesas cadenas. Las he echo yo personalmente.
(Erick negó con la cabeza)
-¿Quien... quien es usted?
Con un repentino movimiento, el hombre se abalanzó hacia adelante y agarró a Erick de la mandíbula haciéndole gritar de dolor.
-¿No me reconoces? Habló el hombre colocando su cara a escasos centímetros de la de Erick. ¡MÍRAME!

Sintiendo como su cuerpo respondía por sí solo, Erick abrió de par en par los ojos, posando su mirada en un par de ojos marrones que le miraban fijamente.
Una sensación de pánico se apoderó se él.
-¿Alonso?

Regreso [Cnco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora