CAPITULO 55 (Final)

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Joel gritó en voz alta por pura frustración mientras el trozo de vidrio se clavaba en el piso de madera, a centímetros de la garganta de Alex.
-No puedes hacerlo. Se río Alex. No puedes matarme.
Tan pronto dijó eso, se sentó tan rápido que Joel apenas lo vió moverse. Le golpeó en la cabeza con fuerza suficiente para hacer que se deslizara por el suelo cubierto de vidrios. Su deslizamiento se detuvo cuando Joel golpeó la pared, tosiendo y escupiendo sangre. Enterró la cabeza bajo su antebrazo; el sabor de su propia sangre en todos lados era enfermizo y metálico. Un momento después, la mano de Alex estaba empuñada en su chaqueta y le estaba poniendo en pie.
-Podría ser peor. Dijó Alex. Parece que la chaqueta te salvó de cualquier daño real.
"¿Daño real?" Pensó Joel. Su cuerpo se sentía como si hubiera sido rebanado por finas cuchillas.

Lo miró fijamente a través de las pestañas cuando Alex le giró en sus brazos, le llevó hasta su cuarto y le tiró al piso. Joel se balanceó un paso hacia atrás, pero Alex le atrapó y le arrancó la chaqueta. Debajo solo estaba usando una camiseta, la cual estaba destrozada como si le hubieran pasado un rallador de queso por encima y con manchas de sangre por todos lados.
Alex silbó.
-Eres un desastre, cielo. Dijó. Será mejor que te metas en el baño y limpies algo de esa sangre.
-¡No me toques! Gritó Joel a pleno pulmón.
(Alex río)
-¿Tocarte? Créeme que aún no te he tocado.
Iba a dar un paso al frente, cuando un fuerte golpe por la espalda le derrumbó al suelo, dejándole inconsciente. Tras él se encontraba Erick, quien sostenía un bate de béisbol en sus manos.
-Vamos. Dijó ayudando a levantar a Joel del suelo. Tenemos que salir de aquí.
(Joel le miró atónito)
-¿Eres... tú?
-No del todo. Dijó Erick, atando las manos a Alex a una mesa cercana. Así que mejor que nos demos prisa encontrando a los demás.

A paso acelerado, los dos salieron del dormitorio y bajaron apresuradamente las escaleras, quedando frente a un gran cuadro en el que salía la imagen de Alonso semidesnudo.
-Oh, dios. Murmuró Joel. Creo que voy a vomitar.
-Es aquí. Dijó Erick, retirando el cuadro.
Al hacerlo, un oscuro túnel apareció frente a ellos. Una fría brisa azotó sus cabellos, mandándoles oleadas de aire fresco.
-Vamos.
Sin pensárselo siquiera, los dos chicos entraron en el túnel, el cual parecía no tener fin.
-¿Y este túnel va a sacarnos de aquí? Preguntó Joel.
-No. Respondió Erick. Este túnel va a llevarnos junto a los demás. Alonso mandó construir esto con el fin de teneros a todos en un mismo lugar, pero separados a la vez. El túnel es como un pasadizo, que une varios lugares mediante un estrecho pasadizo.

...

El túnel no era tan largo como Joel había pensado. La oscuridad había hecho que la distancia pareciese imposible, pero solo habían estado caminando por una media hora o algo así.
Mientras caminaban, Joel se perdió en sus pensamientos... recuerdos de todo lo ocurrido anteriormente, de como tanto él como sus amigos habían sufrido por culpa de dos miserables personas. Recordó las personas fallecidas: Renato, Hugo, Edward y Elizabeth, Juan, Alejandro, los padres de Erick, los de Zabdiel... todos habían fallecido por culpa de ellos; algunos de ellos intentando protegerles.

El pasillo se curvaba lejos a la distancia, parecía como si la roca que lo rodeaba se hubiera fundido por el fuego. A medida que los dos chicos avanzaban, moviéndose en silencio total, las paredes de piedra clara que los rodeaban se oscurecieron, manchadas de aquí y allá de manchas negritas, como si la roca misma se hubiera quemado. El suelo liso comenzó a dar paso a uno más rocoso, con tierra crujiendo bajo sus pies.
De pronto, Erick agarró a Joel del brazo, deteniéndole.
-¿Que ocurre? Susurró Joel.
-Algo se mueve. Señaló con el dedo en dirección a las sombras por delante. Allí arriba.
Joel miró, pero no alcanzó a ver nada.
De pronto, Erick pegó un salto y desapareció en la oscuridad. Lo siguiente que se escuchó fué un grito humano seguido de un golpe seco.
-¿Erick?
Una luz cegadora detalló. Era como el flash de una cámara. Joel tardó un momento para que sus ojos se adaptaran al nuevo brillo. La escena pasó lentamente: Erick sosteniendo a alguien del brazo, una delgada figura encorvada contra la pared del túnel...
-¡Zabdiel!
Joel salió corriendo hasta su amigo y se lanzó de rodillas a su lado, comprobando que estaba bien.
-¡Oh, dios mío! ¿Cómo as llegado hasta aquí? Pensaba que seguías en coma.
-Me he escapado. Dijó Zabdiel, poniéndose en pie. He despertado esta mañana. ¿Donde están los demás?

Regreso [Cnco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora