Regreso [Cnco]

CAPITULO 12

Pisando cajas de embalaje y bolsas de basura, Erick se fué abriendo camino.
El ático estaba oscuro y revuelto, con cubos de basura, cajas de cartón húmedas y algo que podía ser un calentador de agua desechado.
Los vidios rotos crujían bajo sus zapatos, rompiendo el incómodo silencio que se habia creado en la zona.
"Tranquilo Erick" Se dijó a sí mismo intentando tranquilizar su corazón, el cual latía fuertemente. "Tan solo es un ático"
Estaba a punto de recoger la primera caja de cartón del suelo, cuando un destello blanco pasó entre sus piernas dejándole sin aliento. Una rata, tan solo una rata, que desapareció en la oscuridad.

Soltando un largo suspiro, Erick miró con temor a su alrededor.
La tarde había llegado, lo que significaba que la poca luz que antes entraba por la pequeña ventana ahora ya no lo hacía. Ahora había solamente oscuridad, acompañada de la suave luz que desprendía la vela que el menor llevaba en las manos.
Por un momento recordó la única vez que estubo ahí arriba, junto al resto de sus amigos. Esa noche fué cuando por fin se dieron cuenta de que aquella casa estaba maldita, que la muñeca de Annabelle se había creado en ese lugar y que ellos jamas escaparían de ella.

Sintiendo como un aire frío recorría su cuerpo, Erick agarró fuertemente la vela que llevaba en las manos e inspiró profundamente.
-Bien Erick, cuanto antes empieces antes podrás salir de aquí.

★★★

Dejando el cepillo de la escoba a un lado, Joel se secó el sudor de la frente y se apoyó contra la pared del pasillo.
-Madre mía. Murmuró dejándose caer al suelo. No recordaba la última vez que limpie tan a fondo una casa.
(Zabdiel le miró sonriente, a la vez que sacaba una bolsa de basura fuera de la casa)
-Tal vez sea porque tu nunca as limpiado una casa.
-!Ja! ¡Ja! Se burló Joel sacando la lengua como un niño. ¡Muy gracioso Zabdi!

Riéndose, este salió al porche y miró a su alrededor.
La noche había caído rápido y aún no había señales de Christopher y Richard.
Sabía perfectamente que ambos eran mayores y que sabían cuidarse por sí solitos, pero el pensar que algo malo les podría haber pasado hacía que una enorme ansiedad consumiera sus nervios.

Iba a darse la vuelta para regresar dentro de la casa, cuando un par de focos blancos deslumbraron todo el jardín y con el a Zabdiel, quien se tuvo que tapar los ojos con ambas manos.
Al acostumbrarse un tanto a la luz de los focos, Zabdiel al fin pudo apartarse las manos del rostro, pudiendo ver a dos figuras caminar directamente hacía él, con varias bolsas colgando de cada mano.
La primera en llegar junto a él fué Christopher, quien sonriente le plantó un beso en los labios.
-Vaya, veo que habéis estado ocupados.
-Y que lo digas. Bufó Joel apareciendo por la puerta. No hemos parado de limpiar ni un segundo.
(Richard rodó los ojos)
-Seguro que ha sido agotador. Por cierto, donde está Erick?
-Está en el sótano. Respondió Zabdiel como sin nada. Le pedí que lo limpiase mientras yo terminaba aquí abajo.
(Christopher asintió con la cabeza)
-Iré a por él.

...

Con varias montañas de suciedad amontonadas en una esquina del ático, el menor se sentó cansado en el suelo.
Ya hacía mas de una hora que Zabdiel le había pedido que limpiase el ático mientras él terminaba abajo. Y sinceramente, el menor pensó que este jamas subiría a ayudarle. Pero no le culpaba de ello, aquel sótano ponía los pelos de punta a cualquiera.

Estaba sumergido en sus pensamientos, cuando de pronto escuchó unos ruidos a fondo.
Estos provenían de la zona de la vieja caldera, el mismo lugar donde encontraron a la muñeca Annabelle meses atrás.

Levantándose velozmente del suelo, Erick alumbró a esa zona con la vela, la cual estaba a punto de consumirse.
-¿Hola? Preguntó con miedo en la voz. ¿Hay alguien ahí? ¿Zabdiel?
Su respuesta fueron tres golpes secos en la vieja madera.
Pum! pum! pum!
De pronto, toda la piel del menor se herizo como nunca antes lo había echo. A tal punto que incluso notó como los dedos de los pies se agarrotaban del miedo.
-Muy bien. Murmuró retrocediendo varios pasos. Mejor me voy.