79.-No es la palabra que usaría.

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Narrador.

Una semana después.

Un alegre y saltarín James apareció en los pasillos cercanos a la habitación de su padre, tomaba bien fuerte la mano izquierda de Natasha quién ahora en su dedo anular portaba un bello anillo. Una señal del pacto que pronto sellaría con Steve. 

Uno que ya habían asumido, pero ahora sería lo más público que la sociedad tenía en mente. Pronto serían marido y mujer. 

-¡Hola papá!.- Gritó James saltando a la camilla de Steve y dándole un abrazo de buenos días.

-Mira eso, haz crecido tanto que ya no necesitas que alguien te suba a la camilla.

-Lo sé, Thor dice que soy muy buen luchador.- James mostró sus músculos con orgullo, así como Thor a veces lo hacía.- Dice que pronto podré ser un vengador. ¿Mami ya puedo ser un vengador?.

-Primero sé un niño ¿si James?.

El pelirrojo resopló moviendo un mechón de su cabello fuera de sus ojos y luego se volteó a ver a su padre.

-Siempre dice eso, ¿puedes decirle que si puedo ser vengador?.

-James, mamá tiene razón...si quieres ser un vengador lo serás, algún día.

-¿Qué día?.

-Cuándo ya no pueda hacer esto.- Dijo Natasha dejando a Nathalie en los brazos de Steve y sacando a James de la camilla para apresarlo en tus brazos besandole las mejillas.

-¡Mamá, no!.- Gritó intentando resistir su risa pero se le hacía imposible por lo que rió con ganas intentando zafarse. Cosa que no logró. 

-¿Ves? Hasta que ya no pueda impedirlo Rogers. 

James suspiró rodando los ojos y recibió otro sonoro beso de Natasha en su mejilla. Le dio un abrazo a su madre para luego volver a las piernas de Steve. 

-Bueno peque, te quedan algunos años hasta que mamá no pueda darte muchos besos ¿no crees?.- Preguntó el soldado mientras James se acurrucaba en su brazo desocupado. 

-Si...pero no importa, mami me hace feliz.- Dijo con una sonrisa.- Voy a quedarme así hasta ser un vengador. 

-Tú nos haces muy felices también, James.- Dijo Steve besando su frente. 

Unos golpes en la puerta hicieron que todos dirigieran su vista hacia ella, menos Nathalie que parecía lo bastante concentrada en la barba creciente de su padre cómo para querer dejar de verla y tocarla.

-Hola chicos, Steve, te ves mejor que ayer.- Wanda abrió sólo un poco la puerta e hizo un gesto a Natasha.- Vamos Nat, debemos estar allá en diez minutos. 

-¿Y Pietro?.

-Está comiendo algo y vendría después de eso.

-Bien.- Natasha se acercó hasta dónde estaba Steve y sus hijos para despedirse de los dos hombres.- Debo ir a organizar ciertas cosas de la boda, si no freno a Tony todo se va a descontrolar y no puedo dejarle todo a la pobre Pepper.

-Cariño, mientras más intentes frenarlo más intentará sacarte de quicio ya lo conoces.

-No puedo evitarlo.- Besó sus labios tomando a Nathalie y  caminó a la salida.- Nos vemos pronto, volveré en unas horas y Pietro viene a ayudarte con James. 

Salió disparada a la salida con una Nathalie algo adormilada, cuándo su mamá caminaba así de rápido en vez de alertarla siempre lograba relajarla hasta el punto de dormirle. Wanda miró su reloj y finalmente suspiró aliviada al no ver el auto de Pepper estacionado.

Nuestro :  James. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora