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— ¿Por qué esa cara larga, plangano? — Pregunto el Ortega sentándose a su lado

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— ¿Por qué esa cara larga, plangano? — Pregunto el Ortega sentándose a su lado.

Suspiro señalando con su pulgar a la parejita que ingresaba al salón acaramelados

Pensó que la "confesión" de ayer iba a ser el detonante para que rompieran pero ya veía que no.

— Oh, eso — El rubio se acomodó algunos mechones de su cabellera antes de darle una palmada en la espalda al castaño — Se reconciliaron ayer amigo, lástima por qué pensé que el Aristonteles sería más firme en su decisión de dejar a Temo, no es que odie a Temo pero está relación se está yendo de picada y lo mejor sería que fueran amiguis niguis y Aris saliera contigo

— Pienso lo mismo que tú pero, no por qué le haya dado unas flores a Aristóteles significa que le gusto — Le recordó rodando los ojos, ahí iba su esfuerzo — No se fuerza el amor

— Para ser un chico que hace una semana decía que esto no era amor, se ve que el amor no te pega muy bien que digamos — Bromeó el hijo de su jefe antes de que ingresara la profesora y diera inicio a la clase.

Debía buscar nuevos métodos o el señor Ubaldo lo mataría.

— Aristóteles — Llamo una vez finalizó la clase — Sobre la declaración de ayer

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— Aristóteles — Llamo una vez finalizó la clase — Sobre la declaración de ayer...

— Cierto, sobre aquello...debo disculparme por hacerte pensar que quería algo más contigo Mateo, eres un gran chico y todo, pero sólo te veo como un amigo y no quisiera perder esa amistad

— No debes disculparte, sabía que tenías novio y aún así me declare, espero que nuestra amistad no se vea afectada — Expreso en un falso tono arrepentido que el más bajo le creyó

— ¿Amigos?

— Amigos

— Aristóteles, ya vámonos a la siguiente clase — Ordenó el poblano, quien había regresado al no ver a su novio — Symanski — Gruñó, el odio que sentía hacia el más alto era demasiado notorio y eso le generaba dicha al odiado

— López — Saludo divertido antes de volver su vista al oaxaqueño — ¿Nos sentamos juntos en la siguiente clase?

— Claro, te apartó un lugar a lado mío, amigo — Prometió con una sonrisa genuina el de cabellos ondulados generando una mayor molestia en el menor de los tres.

— ¿Me podrías apartar un lugar a mí también, Tahi?, quisiera hablar un momento con Mateo

— Claro, por favor no se peleen — Fue la única petición que hizo el Córcega antes de irse en dirección a su siguiente clase dejando a ambos compañeros de campaña solos.

— ¿Qué necesitas hablar conmigo Cuauhtémoc? — Cuestionó haciéndose el desentendido, aunque claramente sabía que su némesis venía a amenazarlo

— No te hagas el inocente Symanski, solo diré esto una vez y quiero que lo tengas bien en claro... quiero que te alejes de Aris

— ¿Y quien eres para ordenarme aquello?, ¿su dueño?

— Soy su novio y tú el chico que me quiere quitar a mi novio, tengo todo el derecho de pedirte que lo dejes en paz

— Lo siento Cuauhtémoc, pero no puedo dejar a Aristóteles — Dijo en tono afligido — Podrá gustarme pero dejando eso de lado, Aristóteles es mi amigo...mi único amigo en la universidad y no pienso dejar de hablarle solo por qué su novio sea una persona celosa, te lo dije en su momento, ¿no?, si yo fuera Aris hubiera roto contigo en el momento que te hubiera visto hablando a mis espaldas

— Y te reitero que Aristóteles no está interesado en ti, es mi novio por qué así lo decidió él y no puedes cambiar la decisión que él tomó — Alardeo orgulloso hasta que oyó reír al más alto

— El corazón a veces se equivoca en elegir con quién estar, Cuauhtémoc

— El corazón nunca se equivoca, Mateo

— Cuando Aristóteles te haya dejado por mí esperemos que sigas pensando lo mismo con la misma seguridad con la que lo expresas en estos momentos Cuauhtémoc, por qué yo haré hasta lo imposible para ganarme el corazón de Aristóteles y, ¿qué crees?, yo sí lo trataré como se debe de tratar a una pareja...no a un adorno

Su hombro chocó con el del más bajo y camino hacia el aula donde tendrían la siguiente hora.

El López le veía con odio mientras hablaba con el oaxaqueño sobre el tema que dio el profesor por parejas, su sonrisa era genuina, le hacía tan feliz ver tan molesto al poblano, verlo morder el lápiz con fuerza cada que lo veía tomar la mano del de rulos, el como apretaba sus puños con cada halago que le daba al Córcega era una dicha para él.

Sabía que podía hacer cambiar los sentimientos del Córcega con un poco de esfuerzo, solo era necesario un poco de tiempo para tenerlo en la palma de su mano.

Si Cuauhtémoc quería guerra se la daría con gusto con tal de verlo llorar mientras veía a su noviecito en sus brazos.

Si Cuauhtémoc quería guerra se la daría con gusto con tal de verlo llorar mientras veía a su noviecito en sus brazos

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Ay, ya es viernes y el cuerpo lo sabe.

Como prometí, hoy toca actualización, que la verdad se me está dificultando con la universidad pero, todo por ustedes ❤️.

Espero y la estén pasando bonito y cualquier duda o comentarios ponganlo con confianza, los contestaré lo más rápido que pueda.

Espero y les guste, los amo 💖💖

Rompiendo el Aristemo (Aris x Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora