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Se veía el punto de vista de Mateo, el de Cuauhtémoc pero, ¿qué había de Aristóteles?

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Se veía el punto de vista de Mateo, el de Cuauhtémoc pero, ¿qué había de Aristóteles?

Elsa se hallaba preocupada por su hijo adoptivo, había estado en el baño desde hace media hora y temía que algo malo hubiera sucedido.

En efecto, en el baño se oían las harcadas del castaño quien se aferraba al borde de la taza del baño antes de seguir vomitando.

¿Acaso nunca has visto tu espejo y ves a un ser asqueroso?, ¿qué esos kilos de más te hacen ver horrible y deseas desaparecerlos de alguna manera?, así se sentía Aristóteles y cientos de personas alrededor del mundo.

Pero en este caso la atención se centraría en el oaxaqueño, cuando oyó la puerta del baño ser tocada, jalo la palanca y fue de inmediato a lavarse la boca con bastante agua y quitarse el sabor a vómito

— Aris, ya llevas demasiado tiempo ahí hijo, ya sal — Pedía Elsa desde el otro lado de la puerta y Aris pudo haber notado fácilmente que la mayor estaba preocupada

— Si jefecita, ya salgo

Pero no quiso hacerlo

En cambio, sus manos tocaron su barriga algo abultada, ya no era tan notoria como antes pero aún así se seguía viendo, seguía viendo a través del espejo lo gordo que se encontraba y quiso llorar.

Tapo su boca antes de soltar un sollozo que le diera indicios a la mayor de lo que sucedía en el baño

Se sentía horrible, un simple muñequito con el cual jugar un rato y después dejarle botado, él no era nada

Cuando salió, fue de nueva cuenta a su habitación sin oír lo que dijera la rubia, tomo su mochila y salió de la casa en dirección a la universidad sin comer nada.

Debía dejar de comer, ya estaba demasiado gordo para aumentar de peso con un simple desayuno

— Aris, te traje tu desayuno — Hablo Carlota meneando una bolsa de papel que contenía el desayuno del contrario

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— Aris, te traje tu desayuno — Hablo Carlota meneando una bolsa de papel que contenía el desayuno del contrario

— No gracias Carlota, ya comí algo en la cafetería — Se excuso a pesar de que su estómago gruñía de hambre, a pesar de ello se aguanto, podía aguantar sin comer y no sucedería nada

— De acuerdo, si se te antoja me avisas y te lo doy, lo mantendré en mi mochila — Aviso la castaña y este asintió antes de seguir anotando lo que el profesor había puesto de tarea antes de retirarse instantes atrás

Mateo no había ingresado a la primera clase, pero entro a la segunda con un bonito ramo de girasoles que fue entregado de nueva cuenta al oaxaqueño que, como la primera vez, lo rechazó de inmediato a pesar de que su corazon latía como loco de solo tenerle cerca nuevamente

"Ya te dije que me dejes en paz", esas fueron sus palabras de Aristóteles y aún así el judío sonrió y fue a sentarse en su lugar, aquello desconcertó al oaxaqueño pero a pesar de ello siguió serio

La hora libre llegó y Mateo ya no se acercó a su persona, a pesar de ello siguió sin darle importancia pues se mostraba mayormente ocupado en inventar alguna excusa a su par de amigos para no comer cosa alguna

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La hora libre llegó y Mateo ya no se acercó a su persona, a pesar de ello siguió sin darle importancia pues se mostraba mayormente ocupado en inventar alguna excusa a su par de amigos para no comer cosa alguna.

— Ya les dije que ya comí hace cuando llegue a la universidad — Se excuso de nueva cuenta pero aquello no fue suficiente para ellos dos

— Come — Ordenó Diego empujando un poco la hamburguesa

— Solo un poquito Aris

Y el oaxaqueño no pudo decir que no y le dió cuatro mordiscos antes de dejarla de lado

— Listo, ya es todo, gracias chicos pero quiero ir al baño

Ambos asintieron y decidieron comerse la hamburguesa entre los dos mientas Aris iba al baño

Lo que no supieron es que dos dedos fueron a parar a la garganta del Córcega y la hamburguesa fue a parar al retrete.

Y mientras bajaba la palanca del baño por segunda vez en el día, pensó en Mateo y se sintió mal por lo que hizo, por rechazar sus detalles y demás.

Y lloro, lloró en el baño como las típicas películas de adolescentes, sintiéndose patético por aquello.

Aún no quería perdonarlo, pero ya no sabía si era por qué aún dolía o por su orgullo.

Aún no quería perdonarlo, pero ya no sabía si era por qué aún dolía o por su orgullo

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Feliz día de San Valentín para todos ustedes.

Estos capítulos son mi regalo por haber esperado tanto la actualización, por seguir aquí.

Pero especialmente dedicado a: PinkAngel117  ya que gracias a está personita de aquí es que hoy les entrego todo esto; gracias por revisarlos darling

Sin más que decir, les deseo una hermosa semana ❤️

Rompiendo el Aristemo (Aris x Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora