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— Bueno, no es nada grave Mateo, en unos días se cerrará la herida como si nada — Explico la enfermera — Ya puedes volver a clases, le dejé tu justificante a ese chico que vino contigo

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— Bueno, no es nada grave Mateo, en unos días se cerrará la herida como si nada — Explico la enfermera — Ya puedes volver a clases, le dejé tu justificante a ese chico que vino contigo

— Gracias, hasta luego — Se despidió antes de salir de la enfermería, está solo era un pequeño cuarto con una camilla y algunos medicamentos y utensilios para primeros auxilios.

Aún recordaba como paso, Cuauhtémoc reclamando una explicación al oaxaqueño, jaloneos que siguieron con gritos de parte de ambos, él metiéndose a la pelea y recibiendo un puñetazo que le rompió el labio de parte de ese estúpido poblano.

Para su fortuna el López se fue a dirección por dicha acción, esperaba que mínimo le pusieran un reporte o lo suspendieran unos días, aquello haría que valiera la pena el golpe.

Por lo que había entendido, Aris había roto con el debilucho, algo que le alegraba en demasía pues por fin el oaxaqueño había dejado a ese tipo y este se hallaba vulnerable, su mejor amigo Diego no le había ayudado en lo absoluto cuando lo llevaron a dirección por lo que entendió que algo había pasado entre el par de amigos.

Ingreso al salón viendo que aún no llegaba el profesor, suspiro aliviado y busco algún asiento disponible, como si los ángeles le ayudarán, el oaxaqueño le había apartado un lugar a lado suyo, sonrió antes de sentarse a su lado, no entendía por qué, pero se sentía a gusto con él.

Tal vez solo era que se había acostumbrado a tenerlo cerca todos los días y hablar con su persona por teléfono, no sabía con certeza cómo, pero Aristóteles se había ganado un lugar en su vida.

— Perdona por lo de Cuauhtémoc, ha estado insoportable desde que rompimos — Se disculpó el castaño menor a lo cual negó

— No es tu culpa Aristóteles, ¿puedo saber la razón de su ruptura?

— ... Simplemente no éramos el uno para el otro, había demasiadas discusiones y al final decidí darle punto final a esta relación — Respondió y pudo notar como rascaba su brazo izquierdo con insistencia, signo de ansiedad si los libros no mentian.

— Entonces, ¿quieres ir por un helado más tarde?, ya sabes, eso sube los ánimos.

— Me encantaría.

No sabía por qué aquella sonrisa que le otorgó el moreno había hecho que su corazón latiera más rápido ni por qué lo invitó a comer un helado.

Simplemente no entendía lo que le sucedía, ¿qué había hecho Aristóteles con él?

Simplemente no entendía lo que le sucedía, ¿qué había hecho Aristóteles con él?

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Rompiendo el Aristemo (Aris x Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora