Rompiendo el Aristemo (Aris x Mateo)

18

— ¡Aristóteles!

El grito le hizo despertar de sus pensamientos, volteo asustado y vio al judío que tenía su mochila en mano.

— Perdón, se me fue la onda Mateo — Se disculpo a la par que tomaba sus cosas — ¿Pasa algo?

— Hay una nueva película en el cine, es viernes y no tenemos nada que entregar para el lunes, ¿Quieres ir a verla conmigo?

— Perdón, tengo algunas cosas que hacer

— ¿Y que tal este fin de semana?, ¿tienes disponible el sábado o domingo? — Volvió a preguntar el más alto

— Prometí ayudarle a Carlota con algunas cosas — Mintió a la par que se acercaba a la puerta — Ya es tarde y debo volver antes de que se preocupen

— ¿Quieres que te acompañe, Aris?

— Tranquilo, se volver solo...te hablo al rato Mateo

Habían pasado solo seis días desde lo que había dicho Cuauhtémoc sobre Mateo y la duda seguía presente en Aristóteles que se había puesto a la defensiva en cuanto al contacto físico y salidas se refería.

El poblano había logrado su objetivo principal: "Alejar al oaxaqueño de ese judío" y se lo demostraba al Simansky cada que veía a Aristóteles rechazar sus salidas.

Mateo suspiro derrotado al ver por quinta vez en la semana ser rechazado por el Corcega, aún no entendía como de un día a otro esté se había vuelto tan distante, repasaba lo mejor que podía en sus memorias, buscando alguna acción que fuera malinterpretada y que hubiera lastimado al más bajo, pero nada, no encontraba nada.

Tocó su pecho con algo de duda, hace unos instantes latía con rapidez hasta que se fue el menor, aún no entendía que le sucedía y no se sentía a gusto preguntándole a alguna persona del colegio que no fuera el mismo oaxaqueño, no había nadie en toda la universidad que fuera mínimamente aceptable para poder contarle sus dudas

— Adiós plangano — Se despidió el hijo de su jefe quien venía abrazado a Thiago, el novio de este.

"O tal vez si hay alguien", pensó para sí antes de salir del aula.

— ¡Diego! — Llamo viendo como esté se daba la vuelta como la diva que era — Necesito preguntarte algo

— Mientras que no sea algo sobre que deje a mi novio por ti, todo super — Aviso recibiendo un ligero empujón del cantante a quien le dio un beso en la mejilla antes de caminar hacia el judío — Espérame afuera guapo, ya nos vamos

— Cualquier cosa grita y le rompo la cara

— Muy gracioso tu novio — Hablo una vez que vio al cantante salir de la universidad

— Cuando no está celosito es súper cariñoso, pero cuenta el chisme wey, no me dejes esperando — Ordenó haciéndole sonreír.

Tal vez no fuera la persona más educada, pero Diego era algo cercano a un amigo, claro, no como Aristóteles que se había vuelto a amigo y con quien disfrutaba estar todos los días hasta hace cinco días.

— ¿Vamos a sentarnos, Ortega?

— Te sigo wey

— ¡Deja de reírte por el señor!

— ¡Es que es gracioso we!

Las risas del rubio eran escandalosas, no entendía por qué, de un momento a otro, había empezado a burlarse de lo que le contó, ¿Qué era tan gracioso?

Fueron casi diez minutos los que siguió oyendo sus risas hasta que finalmente se calmó el rubio y se levantó de la butaca donde ambos se hallaban sentados.

— Mira, es fácil Mateo, no estás enfermo ni nada, solo estás enamorado de Aristóteles — Explico como si fuera demasiado obvio.

Y la bomba del conocimiento cayó sobre su persona.

— ¡¿Que!?

Pido una gran disculpa por no actualizar el viernes, pero estoy en evaluaciones finales en la universidad y he estado demasiado estresado.

Ayer tampoco pude actualizar pues tuve un examen importante y llegué solo a dormir.

Cada día nos acercamos más al final, probablemente otros diez capítulos más y finalizamos, tal vez más, tal vez menos.

Espero y tengan una excelente noche y hasta pronto.

Atte. CallMeCrowley