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Te perdono, esas palabras resonaban en la cabeza del judío quien no podía aún comprender que aquello era real, para su persona, aquella escena solo era una de tantas que soñaba día con día, no la realidad misma

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Te perdono, esas palabras resonaban en la cabeza del judío quien no podía aún comprender que aquello era real, para su persona, aquella escena solo era una de tantas que soñaba día con día, no la realidad misma

Aristóteles estaba nervioso, el más alto seguía sin dar señal alguna de vida, como si se hubiera desconectado de la realidad.

Aunque más bien sería "Mateo.exe se esta reiniciando, favor de no apagar el equipo"

- Mateo - Llamó y por fin el judío volvió su vista al oaxaqueño quien rascaba su brazo en señal de nerviosismo

- ¿Podrías repetirlo de nuevo?- Pidió, queriendo asegurar que el "te perdono" fuera real y no hubiera cambiado la palabra "te odio y volví con Cuauhtémoc" por la primera.

- Dije que te perdono por todo, Mateo

Y el sistema operativo llamado Mateo colapsó.

- ¿Enserio ese es el mismo Mateo Symanski que se creía mejor que el resto? - Pregunto Diego, ambos se habían preocupado por el Córcega y habían decidido vigilar lo que sucedía, grande fue la sorpresa al verlo perdonar a su ex-novio que le había ro...

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- ¿Enserio ese es el mismo Mateo Symanski que se creía mejor que el resto? - Pregunto Diego, ambos se habían preocupado por el Córcega y habían decidido vigilar lo que sucedía, grande fue la sorpresa al verlo perdonar a su ex-novio que le había rogado todo ese tiempo

- Si, tal parece que si - Respondió Carlota al ver cómo el judío seguía inmóvil, Aristóteles lo estaba jaloneando y chasqueando sus dedos para sacarlo de su trance pero este seguía sin dar señales de vida

Ambos se miraron de reojo antes de irse a la cafetería y darles privacidad, no querían que Aristóteles les fuera a a acusar por chismosos.

Además, aún había dos temas a tratar y eran demasiado urgentes.

- Eso no significa que volvamos - Advirtió Aristóteles, después de que el sistema operativo, o sea, Mateo, había vuelto a funcionar, ambos habían decidido sentarse en una de las varias bancas que había esparcidas por la universidad

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- Eso no significa que volvamos - Advirtió Aristóteles, después de que el sistema operativo, o sea, Mateo, había vuelto a funcionar, ambos habían decidido sentarse en una de las varias bancas que había esparcidas por la universidad.

- ¿Pero tengo oportunidad?

- Si, la tienes - Admitió y Mateo se permitió tocar la mano del oaxaqueño sin temor a ser rechazado

- ¿Desde cuándo te gusta la ropa holgada? - Se permitió preguntar el judío, su pulgar acariciaba el dorso de su mano sintiéndola más delgada que cuando salían, probablemente fuera su imaginación pero cualquier cosa podía ser cierta

- No lleva mucho, empezó a gustarme hace poco - Mintió, una mentira piadosa que Mateo tomo como cierta, después de todo, Aristóteles jamás le mentiría a alguien, ¿no?

- No lleva mucho, empezó a gustarme hace poco - Mintió, una mentira piadosa que Mateo tomo como cierta, después de todo, Aristóteles jamás le mentiría a alguien, ¿no?

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- Espera, ¿estás segura Carlota?, por qué juro que te dejare de hablar si estás jugando

- Te juro que no es mentira, Aris ha cambiado demasiado, solo come ensaladas y a duras pensas se come lo que hace mamá, está casi todo el tiempo en el baño o encerrado, usa ropa demasiado grande... ¿acaso no lo has notado?

- Lo note, pero pensé que solo era para hacer dieta, ya sabes, ha estado diciendo que se le sale mucho la lonja

- Pero esto es demasiado excesivo Diego, siento que algo está mal pero Aris no se abre para decir que sucede - Confesó, la preocupación era latente, saber que algo sucedía con el oaxaqueño y no saber cómo ayudarle le afectaba demasiado, Diego le tomo la mano y sonrió, tratando de calmar a la castaña

- Tranquila Carlita, se va a resolver esto

- Gracias Diego, no sabes cómo me ayuda tu presencia en estos momentos

- Lo sé, soy un ángel, Thiago ya me lo dijo varias veces - Alardeó pasando su brazo por la cintura de la Reynoso en un gesto amistoso, como respuesta, Carlota recargo su cabeza en el hueco de su cuello

Algo sucedía con Aristóteles y ellos iban a averiguar qué era antes de que fuera demasiado tarde.

Claro, las pruebas eran demasiado obvias, solo que Carlota, muy en el fondo, deseaba que aquél no fuera el problema del más alto.

Claro, las pruebas eran demasiado obvias, solo que Carlota, muy en el fondo, deseaba que aquél no fuera el problema del más alto

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Rompiendo el Aristemo (Aris x Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora