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- Y entonces yo le entregué un oso de peluche y lo rechazó diciendo "ya te dije que no te me acerques" o algo parecido y me dejó plantado en medio del aula - Se quejo el judío quien se hallaba recostado entre dos sillas que había colocado su contr...

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- Y entonces yo le entregué un oso de peluche y lo rechazó diciendo "ya te dije que no te me acerques" o algo parecido y me dejó plantado en medio del aula - Se quejo el judío quien se hallaba recostado entre dos sillas que había colocado su contraparte para fingir que era una camilla y ese era su consultorio

La misma rubia que había hablado con Mateo anteriormente asintió acomodándose sus lentes de sol antes de seguir haciendo garabatos de angelitos en su libreta, aquello hizo que Mateo siguiera contando sus desgracias pensando que la contraria le oía

- Y ya no se que más hacer, he estado intentando por días, prontamente saldremos de vacaciones y no veré a Aristóteles en un lapso de dos meses y tal vez encuentre a alguien mejor y... ¿me estás escuchando?

- Claro que si cariño, lo que tú digas - Respondió la rubia dejando su libreta de lado - Yo que tú empiezo a hacerme a la idea que no podrás darle sus besitos en vacaciones y tendrás que esperar al próximo semestre...y eso sí alguno no tiene un horario distinto

- Deberías ayudarme, te compre unas papas chips - Reclamo y la rubia rió antes de buscar en su mochila la bolsa de chips y comerse una de las papas

- De acuerdo, de acuerdo, de acuerdo, te voy a ayudar solo por qué soy una mujer de principios y prometí ayudarte con tu novio adorado

- Gracias Luisa

- Si, como quieras cariño, ahora, dame tu teléfono

Aristóteles veía el parque esperando a la persona que le había citado ahí, la misma que coqueteaba con Mateo tiempo atrás

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Aristóteles veía el parque esperando a la persona que le había citado ahí, la misma que coqueteaba con Mateo tiempo atrás.

- Por fin conozco al famoso Aristóteles Córcega - Hablo alguien detrás suyo, la misma chica que le había citado

Ojos bonitos, cabello lacio y brillante, una silueta perfecta, no estaba demasiado delgada ni demasiado robusta, era lo que cualquiera podría dar como perfección

Y aquello lastimaba más a su autoestima

- ¿Cuál es el motivo por el cual me citaste?, jamás te di mi número de teléfono

Rompiendo el Aristemo (Aris x Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora