¿Acaso alguien sabía cómo se hallaba Cuauhtémoc?, claro que no, es más, ¿quién quería saber sinceramente lo que le sucedía al López cuando fácilmente podíamos seguir con la interacción de ciertos jóvenes?, exacto, nadie.
A pesar de todo el odio que se ha acumulado en el joven poblano, la realidad es que era una parte esencial en la vida de Aristóteles, él había causado que este se replanteara sus gustos y su forma de pensar.
Y ahora se hallaba en la oficina del director siendo sermoneado por su padre Pancho, ¿la razón?, el director había llamado a su padre quien, para pesar suyo, había vuelto de Oaxaca el fin de semana para quedarse temporalmente, ¿acaso alguien creyó que había buscado a Aristóteles por gusto?, claro que no, si por él fuera no se hubiera dado cuenta hasta semanas después sino fuera por la insistencia de su padre de ver a "su futuro yerno".
— ¡Yo no te crié así Cuauhtémoc! — Gritaba su progenitor, jamás le había visto molesto, él era un ser que irradiaba amor y, a pesar de que su consciencia le dijera que se calmase, ignoro aquello
— ¡Ya papá!, solo golpee a un chico, nada grave — Replicó cruzado de brazos
— ¿Solo golpeaste a un chico?, vamos a recapitular todos los desastres que has hecho en estos meses que llevas en México, Cuauhtémoc, tal vez aquello te abra los ojos y entiendas la gravedad de los daños, por qué gracias a Diego es que por fin entendí al razon por la que no querías verme aquí desde lo de Polita...y no estoy demasiado feliz con ello
Y ahí entendió que la charla sería demasiada larga y que hubiera preferido mil veces no golpear al idiota de Mateo, ja, la realidad es que aquello había sido satisfactorio después de ver como veía a Aristóteles y que había valido un poco la pena.
Salió de dirección con su mochila colgada al hombro y su padre a lado suyo, las clases habían finalizado por lo que podría irse a su departamento por fin.
Después de aquel sermón de su padre había fingido que había sido iluminado por el mismísimo Pepe el grillo para que le dejara de molestar, cosa que resultó y por fin podrían irse de ahí.
Entonces su mirada se desvió a su salón y la escena que vio no le hizo gracia alguna.
Ahí estaba su novio (por qué si, para Cuahutémoc solo era un berrinche de Aristóteles y luego volverían), pero no estaba solo, no, para nada, ahí estaba Mateo quien cargaba su mochila el muy maldito.
Jamás había visto sonreír al judío hasta ese día, aquella sonrisa parecía la del Joker, las manos de ambos jóvenes se hallaban entrelazadas como si fueran algo y en ese momento le cayó el veinte.
— "Ese maldito" — Pensó con odio apretando el agarre que ejercía en su mochila.
Sabía que sus peleas con Aristóteles no habían aumentado por casualidad, el oaxaqueño jamás había reclamado por sus constantes engaños hasta que Simansky se metió a su relación, fue gracias a ese tipo que Aristóteles le había dejado.
— Vámonos Cuauhtémoc — Ordenó su padre quien seguía molesto por sus acciones
— Si papá
Dio una última mirada en dirección a su ex-novio antes de seguir su camino, tenía que idear un plan rápido si es que quería al Córcega de vuelta.
— "Esta me las pagarás Mateo" — Pensó con molestia.
Mateo había hecho sus movimientos, era su turno de realizar los suyos y demostrar quien era el vencedor.
ESTÁS LEYENDO
Rompiendo el Aristemo (Aris x Mateo)
FanfictionMateo no quería a Aristoteles, no, todos los homosexuales le incomodaban Pero ese chico era la persona perfecta para causar la salida de campaña de Cuauhtémoc. Y él quería ver como este se rompía lentamente