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De acuerdo, las terapias y citas con el nutriólogo no eran demasiado confortables para Aristóteles, aún así, había dado lo mejor de sí

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De acuerdo, las terapias y citas con el nutriólogo no eran demasiado confortables para Aristóteles, aún así, había dado lo mejor de sí.

Quería mejorar y tenía el apoyo de sus amigos y la familia que le había acogido, algo que no muchas personas tenían y de lo cual agradecía demasiado tener.

Había pasado exactamente un mes de que había perdonado a Mateo, dos semanas desde que iba a esas terapias, aún le costaba verse al espejo pero podía asegurar que algún día lo haría.

- Aris, come tus papas o me las como yo - Amenazó Carlota señalando el plato de papas a la francesa que le había comprado el judío al más bajo, este le enseño la lengua antes de comerse dos de estas - No es que te desee el mal, pero espero que te dé chorrillo

- Por dos - Colaboró Diego quién había intentado anteriormente quitarle sus papas recibiendo un zape del oaxaqueño

- Ya les dije que son mías, Mateo me las compro a mi - Espeto el más alto de los tres, ambos amigos bufaron

Se hallaban fuera del cine, habían querido ir a ver una de las tantas películas que se habían estrenado pero a la mera hora les dió por no ir, así casual, por lo que se quedaron en un puesto fuera del cine donde vendían hamburguesas, papas a la francesa y demás.

- Por cierto, ¿dónde esta Mateo?

- Debe estar haciendo berrinche por qué le chingamos la salida contigo al cine - Respondió Diego mordiendo su hamburguesa

- ¿Cuál salida?, él nos invitó a todos

- Por que obvio, no va a decir "oigan, ustedes saquense a la chingada, solo es Aris" - Admitió el rubio

- ¿Y aún así vinieron sabiendo aquello?

- Si - Respondieron ambos

Aristóteles quiso darles un zape pero los quería demasiado como para hacerles aquello.

Minutos después llegó Mateo con una bolsa con mangos picados

- ¿Nos vamos a mi casa Aris?, podemos ver una película de terror - Sugirió

- No lo escuches Aris, eso mismo le dijeron a mi hermana y ahora estoy lleno de sobrinos - Dramatizó el rubio

- Diego, tú no tienes hermanas

- Oh, cierto, aún así no puedes ir sin el permiso de mamá Elsa - Advirtió nuevamente ganándose un zape de parte de la castaña

- Ustedes vayan, total, tengo una cita con mi novio y Diego debe ir con su papá o no volverá a ver a Thiago - Amenazó la Reynoso, el rubio bufo antes de asentir

- Usen protección - Aviso antes de que ambos se retirasen de ahí, la verdad es que sabían que ya habían sido demasiado metiches y que ese par los sacaría a patadas en algún momento.

- No lo escuches, se cayó de chiquito - Se disculpó Aristóteles

- No debes decírmelo, ya lo suponía Aris

Y se rieron, ¿había algo mejor que burlarse de la diva de Diego?, no, nada.

- Entonces, ¿vamos a mi casa?

- Claro, solo espero que no grites, ¿eh?

- Lo intentaré - Bromeó el judío antes de que fueran con dirección al camión, por qué obviamente el dinero no caía de los árboles y debían ahorrar

- Lo intentaré - Bromeó el judío antes de que fueran con dirección al camión, por qué obviamente el dinero no caía de los árboles y debían ahorrar

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- Está va para el face - Se burló Aristóteles con su teléfono en manos, Mateo trato de quitárselo pero este lo sostuvo con fuerza.

En la pantalla se veía el vídeo del judío gritando como niña mientras veían la película de "La maldición", por qué obviamente ver a la fantasma de cabellos azabaches daba un chingo de miedo

- No te atrevas Córcega - Advirtió el judío tratando de quitarle el teléfono, el oaxaqueño le enseño la lengua burlón meneando el teléfono de un lado a otro

Ambos se jalonearon tratando de que el teléfono estuviera en su posesión, las almohadas fueron tiradas al suelo al igual que el bote vacío de palomitas de maíz, Aris no quería soltar el teléfono y Mateo no pensaba dejar que ese vergonzoso vídeo fuera subido a Facebook

¿Como terminan las cosas en las historias clichés cuando ambos protagonistas terminan uno encima del otro?, con resultados sexuales o un beso.

En cambio, Aristóteles termino teniendo la marca de una mordida en su mano antes de que su teléfono terminase en posesión del judío.

- ¡Hey! - Chillo viendo cómo este borraba el vídeo y le devolvía el teléfono - Te odio

- No es cierto, me amas

- No, te odio - Espeto molesto

Un beso de pico fue a dar de parte del más alto dejando al oaxaqueño con las mejillas calientes - Me amas Aris, así como yo te amo a ti

- De acuerdo, si te amo - Admitió antes de recibir otro beso, este si lo acepto gustoso

Fue un beso un poco más largo que el anterior, pero el sentimiento seguía siendo amor.

- ¿Eso significa que eres mi novio nuevamente? - Se permitió preguntar el judío una vez se separaron del beso

- No sé, tal vez otro beso me ayude a responderte

Y se besaron de nuevo, y otra y otra, hasta que les dolieron los labios, y ambos supieron que el amor jamás se había ido.

Ahora todo volvía a la normalidad.

O bueno, casi todo.

O bueno, casi todo

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Rompiendo el Aristemo (Aris x Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora