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- ¿Podrías dejar de mirar a la puerta como perro, Temo?, me desconcentras

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- ¿Podrías dejar de mirar a la puerta como perro, Temo?, me desconcentras

- Nadie te dijo que vinieras a hacer la tarea a la sala, Diego - Reclamo el castaño antes de seguir viendo a la puerta, esperando que su novio ingresará a la vivienda

El teñido dejo el lápiz en la mesa para fijar su mirada en su "amigo", ya no podía siquiera considerarle amigo a este ritmo gracias a su actitud celosa y posesiva con el Córcega quien ya no podía salir con sus amigos de la facultad sin que Temo también fuera.

Si, típica relación tóxica la que tenían sus compañeritos de departamento, ya hasta parecía novela de Wattpad o, peor aún, de la rosita de Guadalupe.

Ya recordaba por que había decidido a ayudar al sustituto de jabón a conquistar al Aristónteles.

- Temo, lo que te voy a decir es de cuates así que allá tú si te molestas con esto - Empezó a hablar, atrayendo la atención de su contrario - Deja de andar de celoso con Aris, ya me harté de verte vigilar todos los días al pobrecito, ya ni siquiera ha podido ir a ver a su hermano por que andas chingue y chingue con él, eso es cero cool y debes entender que Aris no es tu muñequito que puedes jalonear como quieras ni tratar como quieras, es tu novio wey, repite conmigo no-vio - Expresaba con molestia su discurso, ya hasta podía imaginar que le saldrían un chingomadral de canas verdes o unas arrugas del nabo por el coraje.

Pero ya no iba a callarse, había estado por meses viendo aquel comportamiento en su amigo, alias su ex-novio, alias el infiel, alias su amigo de toda la vida, alias el novio tóxico de Aris y demás alias que tenía para Cuauhtémoc.

¿Hartar a Diego Ortega?, cualquiera pensaría que volar era más fácil que colmar la paciencia del hijo del futuro presidente pero Cuauhtémoc lo había logrado, había logrado que se cansará de su actitud desde hace cuatro meses.

Cuatro meses en los que había callado al ver al oaxaqueño llorar en la sala a altas horas de la madrugada por qué su vida había dado un giro de ciento ochenta grados desde la muerte de Polita, cuatro meses en los que había visto a su amigo besarse en los baños o en algún lugar del instituto con chicos que no eran su novio, cuatro meses en los que Carlota se había ido de la residencia tras una pelea con Cuauhtémoc.

Cuatro meses en los que había sucedido eso y mucho más.

Su mano tanteo su bolsillo del pantalón,  sus dedos se paseaban por el frasco de antidepresivos que siempre llevaba consigo, desde que había conocido a Thiago había dejado de tomarlos pues el chico le hacía extremadamente feliz pero ahora que estaba ocupado en otra delegación le era imposible correr a sus brazos y buscar consuelo.

Negó antes de tomar sus cosas de la mesa y caminar hacia su habitación la cual cerro con seguro, jalo con fuerza su cabellera rubia tratando de calmarse, oyó una puerta abrirse y los gritos se hicieron presentes, se hizo bolita en un rincón de su habitación mientras marcaba de manera temblorosa el número de su novio.

- ¡Deja de ser un celoso Cuauhtémoc!, Solo fuimos a realizar el trabajo

- ¡¿Así le llaman ahora a engañar!?

Las lágrimas se empezaron a acumular en sus orbes mientras se oía el segundo tono del teléfono.

Esto se parecía a su casa cuando su padre seguía siendo el mismo hombre que antes, cuando se peleaba constantemente con su madre y la golpeaba.

— ¿Bueno?, ¿Estás bien caramelito?

— Thiago...te necesito

Ya no quería seguir viviendo en aquella residencia... Ya no quería seguir viviendo así.

— No quiero seguir hablando Cuauhtémoc — Advirtió el de origen oaxaqueño empujando al poblano fuera de su cama

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— No quiero seguir hablando Cuauhtémoc — Advirtió el de origen oaxaqueño empujando al poblano fuera de su cama

— Por dios Aristóteles, no puedes estar molesto toda la noche

— Tus reclamos injustificados hicieron que Thiago viniera a la casa a recoger a Diego para que dejara de oirnos pelear, primero se fue Carlota y ahora estamos a punto de perder a Diego por estás peleas — Reclamo sentándose en su cama para ver con molestia a su novio, novio que ignoraba los reclamos dichos por su persona antes de darle un pequeño beso en los labios — Temo no — Negó — No estoy de humor para eso

— Siempre dices lo mismo, hasta pareciera que ya no me amas — Reclamo con fingido dolor el poblano, sus manos se pasearon por el pecho del más alto quien soltó un suspiro — ¿Sabes que te amo Tahi?

Tahi

Había dado en un punto frágil, por qué sabía que ese apodo tenía un gran significado en su relación, por qué cuándo aún el amor estaba presente en ellos la palabra "Tahi" representaba el amor que se tenían el uno al otro, amor que, sin lograr entender cómo, había empezado a desaparecer.

— Yo también te amo Tahi — Murmuró el Córcega, los labios del menor se encontraron con los suyos y esta vez no se negó.

Sus manos paseaban por el cuerpo del más bajo, acariciándolo como si fuera una obra de arte, aferrándose a la calidez del cuerpo del López, al amor que creía que seguía latente en menor magnitud.

Sin saber que aquel cuerpo que se hallaba bajo su merced, ya había pasado por muchas camas a sus espaldas.

Sin saber que aquel cuerpo que se hallaba bajo su merced, ya había pasado por muchas camas a sus espaldas

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Seh, alguno dirá, ¿Esponja enloqueciste?

Pero ya es quince perros!!!!

Y quería dejarle esto a los bebitos hermosos que leen está fic de la shipp, que no somos muchos pero me alegra que lean este fic <33

Los adoro, felices fiestas patrias

Atte. CallMeMemoAponte

Rompiendo el Aristemo (Aris x Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora