— Mateo, ya te había dicho que no quiero nada serio contigo
— Lo sé, pero no puedes pedirme que dejes de gustarme de un día para otro, ¿lo aceptas o no?
El más bajo negó divertido tomando la caja con lenguas de gato*, esos chocolates tan ricos que vendían en las escuelas de la capital.
— Gracias por el regalo Mateo — La sonrisa que le dedicaba el de rulos causaba cierto malestar en su estómago que prefería ignorar lo mayor posible, debía seguir con este trabajo lo mejor posible
— No es nada Aris, ¿te veo mañana? — Preguntó tomando sus manos, aquellas manos tan suaves que tenía el músico y a las que se atrevió acariciar con suavidad, afortunadamente el poblano estaba hablando con Diego y podía actuar libremente sin que fuera a intervenir
— Claro que sí, tenemos clases que yo recuerde
— Prefiero asegurarme de que te veré mañana
Sonrió viendo como las mejillas del Córcega se ponían de color rojo, un grito detrás suyo causo que el menor lo soltará y se fuera corriendo con su novio dejándole impresa esa bonita cara sonrojada.
O bueno, hasta que sintió la mirada pesada de Diego.
— ¿Necesitas algo Diego?
— Nada plangano, solo me aseguraba que mis consejos hubieran dado frutos — Respondió este restando importancia a aquello y es que sí, el rubio le había dado consejos para coquetear con el Córcega de manera sutil, consejos que estaban dando frutos.
— Están resultando, aunque me cueste admitirlo debo de agradecerte por la ayuda, Ortega
— Ay dios mío, el plangano me ha dado las gracias, esto debo de publicarlo en instagram — Negó viendo al rubio escribir con rapidez en su teléfono antes de guardarlo — Bueno, fue súper el platicar un ratito contigo pero tengo una cita con un machote, así que chau
— Hasta luego Diego
Suspiro caminando hacia su auto, hoy tocaba ir con el señor Ubaldo por lo de la campaña como cada día impar de la semana.
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Rompiendo el Aristemo (Aris x Mateo)
FanfictionMateo no quería a Aristoteles, no, todos los homosexuales le incomodaban Pero ese chico era la persona perfecta para causar la salida de campaña de Cuauhtémoc. Y él quería ver como este se rompía lentamente