Toni Stark

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Toni Stark, era terrible expresando sus sentimientos.

Podría ser una genio, una chica hermosa y con una vida privilegiada... Pero tenía una lengua tóxica.

Cuando alguien llegaba a gustarle, podía ser sarcástica a morir, podía burlarse hasta cansarse y recalcar los defectos de esa persona.

Tenía 15 años... Pero era bastante inmadura.

Esa era su situación ahora.

Steve Rogers, un chico delgado, rubio, de hermosos ojos azules y una actitud caballerosa, la tenía prácticamente bajo su yugo.

Eran bastantes las diferencias que los separaban, pero Toni jamás había sentido algo como lo que el rubio le producía.

Le gustaba... No como los demás, le gustaba enserio, incluso llegó a imaginar miles de escenarios donde ellos vivían juntos, donde adoptaban un perro y él le decía cuando la quería.

Infantil.

Un día, en clases, esas que tanto le fastidiaban y la subestimaban, la maestra Hill empezó hablar sobre un tema que sinceramente a ella no le importaba.

Rogers, como siempre, estaba atento a la clase.

Suficiente motivo para verlo por un largo rato. Era tan tierno.

—Maestra. —Wanda Maximoff, una alumna sobresaliente y callada, pidió la palabra—. Yo escuche que los que tienen parásitos, aun coman mucho, siguen siendo flacos.

En eso, Toni, como siempre, no pudo desaprovechar la oportunidad.

—Oye Rogers... ¿Tú tienes parásitos?

Algunos rieron ante la broma, ella se arrepintió enseguida. Quiso golpearse lo más duro que pudiera en el pupitre y darle una explicación coherente al chico, que ahora la veía con una gesto bastante serio. 

Nunca se espero lo que él le contestaría.

—Claro, aquí tengo una enorme lombriz colgada ¿La quieres ver?

El salón explotó en carcajadas, incluso la maestra se empezó a reír, algunos abrieron los ojos sorprendidos y su amigo, Bucky, no dejaba de codear a un sonrojado Steve.

Ella simplemente se paró del lugar y salió del aula.

Steve no era un chico indefenso y debía aceptarlo. Ahora más que nunca, ese chico le gustaba.

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En la hora de la salida, Toni caminaba por las gradas distraída.

No quería llegar a casa. Sabía que no encontraría a nadie.

Suspiro ante su pensar y se preparó mentalmente para ser recibida por la soledad.

—¡Stark!

Steve tomó un respiro a su espalda y le señalo que lo esperará un minuto.

Había corrido buscándola por toda la escuela.

—¿Rogers?

—... Stark, perdóname... Yo... Lo que dije en la clase... Fue irrespetuoso y... Nada caballeroso... No quería... Bueno... Mi intención no era...

Toni sonrió ante las palabras de su rubio.

Rogers balbuceaba y daba explicaciones que ella no entendía.

Sin más, camino hacia él, corto la distancia y lo beso.

Steve jadeo sorprendido ante el roce y ella simplemente lo abrazo.

—Te perdono, sólo si aceptas ser mi novio y tener una cita conmigo.

El rojo rostro del chico de ojos azules le pareció lo más tierno en la vida.

Éste sólo asintió sin voz.

Beso su nariz y lo tomó de la mano.

Después de todo, Steve Rogers no era como los demás.

Una y otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora