Amor

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Tony amaba a su mejor amigo.

No como un compañero, no como un amigo, sino de manera romántica.

Estaba mal, lo sabía, pero podía sacar ventaja de ello.

—Te ves bien, amor. —Le sonrió coqueto mientras Steve lo miraba divertido.

—Gracias, amor. —Tony se sintió derretir cuando Rogers beso su frente.

Era como un ritual para ellos ese gesto; lo mejor de todo, es que había empezado por su rubio.

Ambos rieron para entrar a la casa del castaño.

Hoy celebrarían el aniversario de Howard y María, y por muy extraño que sonará, habían decidió que fuera algo familiar.

Y por supuesto, Steve estaba invitado.

A veces, en broma, Tony le decía al chico de ojos azules que su madre lo quería más que a él.

—¡Steve! —María abrazó al chico—. Pero mira que guapo estás ¿Vienes con la intención de conquistar? —Preguntó sugerente.

Puede que la rubia supiera sobre los sentimientos de su hijo.

—Realmente esa no era mi intención. —Contestó riendo el joven.

Anthony los llamó para que tomaran asiento y comenzarán con la cena.

Las risas y halagos en el lugar comenzaron, formando un buen ambiente.

Steve tomaba la mano del castaño casi sin darse cuenta.

Tony sentía como su desbocado corazón quería salirse de su pecho.

Rogers lo confundía, actuaba de una manera bastante romántica con él, incluso Anthony se hacía ilusiones con la manera en que lo trataba.

Pero siempre que le preguntaba que eran, él siempre le decía que eran los mejores amigos.

—No es necesario, Steve... De verdad, eres nuestro invitado. —Cuando salió de sus pensamientos, vio como su madre negaba con la cabeza y le sonría materialmente al rubio.

—No es ninguna molesta, puedo lavar los trastes. —Insistió Steve.

Al ver que no daría su brazo a torcer, María dejó que Rogers se encargará.

Tony se sentía afortunado por haberse enamorado de un hombre tan educado.

Su familia continuó platicando de una y mil cosas, al mismo tiempo que Steve se encontraba en la cocina.

Tony sonreía mientras una de sus tías le decía lo bien que se veía.

Realmente le gustaba la atención que recibía.

—¡Amor! ¿Dónde está la esponja?

Todos en la mesa se quedaron callados ante el grito del chico de cabellos claros.

El castaño, acostumbrado a la forma en que se trataban, ignoró el hecho de que toda su familia estaba ahí.

—¡En el estante de abajo, amor!

Las risas y los chiflidos no se hicieron esperar.

Steve salió de la cocina todo sonrojado. Tony no se quedaba atrás.

—No es lo que... —Rogers trataba de excusarse.

—Es un mal entendido. —Stark trató de parar el alboroto.

—¡Ese es mi hijo! —Grito emocionada María, dejando a Howard paralizado— ¡Ya era hora de que se lo dijeras, tesoro!

El hombre ojos azules miro al genio.

Éste no encontraba lugar donde esconderse.

—Odín, si existes... Mátame en esté instante.

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Los dos se encontraban fuera de la casa Stark.

Ninguno sabía que decir en ese momento.

—Lo siento, no debí...

—Tranquilo, Steve. —El genio le sonrió sinceramente—. Fue divertido. Ver la cara de mi padre, compensó la vez que me regaño por haber volado el laboratorio de Brucie.

—Bien merecido te lo tenías, eso fue peligroso.

Tony golpeo el hombro del rubio por recordárselo.

No lo había hecho intencional.

—... ¿Es cierto? —Preguntó finalmente el de ojos azules.

El castaño torció la boca y asintió con la cabeza.

—Entenderé si te sientes incómodo y no quieres...

Unos labios toscos tomaron los suyos.

Sintió como las manos del más alto, tomaban su nuca, asegurando que el beso pasará a mayores.

Se dejó llevar.

Abrazó la cintura del mayor y pegó sus cuerpos, mientras éste se encargaba de invadir su boca.

—... Pensé que te habías dado cuenta, amor. —La sonrisa coqueta del rubio lo desarmó por completo.

—¿Dónde está mi inocente y puro Steve? —La diversión y felicidad bañaban su tono de voz.

Rogers sólo junto sus frentes.

—Siempre que te preguntaba, me decías que éramos amigos.

—Pensé que te incomodaría escuchar que lo hacía por que me gustas. —Contestó Steve.

—Eres un idiota, amor. —Rió el moreno.

—Ambos somos unos idiotas.

Tony no lo negó, simplemente lo beso.

Una y otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora