Amenaza

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Steve jamás había sido un chico enamoradizo.

Además, no es como si alguien se fijara en su persona; ser delgado y bajo, no era atractivo para la mayoría.

—Disculpa, no era mi intención. —Rogers sobo su cabeza y después la cadera.

Su torpeza lo había mandado directamente al suelo.

Una mano le fue extendida; ahí lo vio.

Hermoso, perfecto, maravilloso.

—Fue mi culpa. —Nunca había visto una sonrisa tan bonita.

Ni unos ojos tan preciosos.

Atontado, se permitió ayudar; Anthony Edward Stark, ese era su nombre.

Trató de presentarse como era debido, pero su lengua pesaba y su cerebro no formulaba respuestas coherentes.

Quería morir de la vergüenza.

El castaño comenzó a reír.

Dios, se sentía como un idiota.

Avergonzado, decidió despedirse y olvidar ese maravilloso encuentro. Alguien como Stark jamás se fijaría en él.

Tony hizo el ademán de detenerlo, pero Steve escapó.

Lejos de él, se dedicó a reprocharse lo tonto que era.

Sus esperanzas calleron así como su ánimo.

Estuvo dando vueltas, tratando de no pensar en el castaño; al final, termino por regresar al mismo lugar.

¿Cuál fue su sorpresa? Bucky hablaba con el que posiblemente sería el amor de su vida.

Reían, Tony asentía a cada palabra que Bucky decía.

¿Tan mala suerte tenía?

Deshecho, decidió irse, ahora sí, del lugar.

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Habían pasado 3 días en los que no dejó de pensar en Tony.

Y aunque trató de sacarle información a James, éste pareció no entender.

—Era de esperarse. —Ahora hablaba solo.

Hasta ese punto había caído.

—¿Qué era de esperarse? —La voz de Stark lo asustó.

Abrió la boca pero la cerró al mismo tiempo.

¿Qué?

—S-Stark... —Steve sentía su pulso acelerado.

El castaño le sonrió.

—Llamame Tony. —El chico carraspeo—. Oye... Es bueno encontrarte. Quería preguntarte algo.

El rubio abrió los ojos sorprendido. La ilusión hizo mella en su cuerpo.

Parecía un tonto enamorado... Ah sí, era un tonto enamorado.

—¿En serio? —Rogers se sentía ansioso—. Dime.

—¿Quieres salir conmigo el sábado?

Era el mejor día de su vida ¿De su vida? De su existencia.

Aguanto el grito que quería salir desde lo profundo de su ser.

—Yo... Bueno... Claro. —El más bajo sonrió alegre.

Anthony le correspondió la sonrisa y como un plus, le dio un beso en la mejilla mientras se alejaba y gritaba el lugar y la hora.

Steve podía morir de felicidad ahí mismo... De hecho sentía que el aire le faltaba.

Esperaba no fuera el asma.

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[10 años después]

—Tony ¿Por qué me invitaste a salir ese día?

La pareja se encontraba acurrucada en una gran cama.

El rubio boca arriba, abrazando al castaño en su pecho.

—¿Barnes no te lo dijo? —El genio beso los labios de su esposo con pereza.

Steve negó extrañado.

¿Decirle qué?

—Él me amenazó.

El soldado –había decidido entrar al ejército en busca de una oportunidad para ser alguien en la vida. Sufrió, pero lo logró y estaba orgulloso con el resultado–, se levantó exaltado del lugar.

—¿Qué?

—Cuando te fuiste la primera vez, él se acercó. —Tony sonrió divertido, mientras volvía a abrazar al hombre de cabellos claros—. Me dijo que eras un gran partido, que eras un caballero y un chico grandioso.

Steve recordaba la escena.

—¿Eso te dijo?

—Ajá. —El castaño lo miró a los ojos—. Pero al no verme tan seguro decidió amenazarme.

Rogers lejos de sentirse divertido con la situación, se sintió mal.

¿Habían salido por obligación?

—Aunque, si lo pienso, de nada sirvió su "amable" petición.

—¿A qué te refieres? —El rubio le puso toda la atención.

—De todos modos iba a invitarte a salir, eras adorable. —El genio le pellizco las mejillas y beso su nariz.

Steve sonrió ante sus palabras.

Aprovechando su, ahora, existente fuerza, lo tumbó y comenzó a besarlo.

Amaba a ese hombre y no cambiaría por nada su vida.

Pero, reprendería a James.

No estuvo bien lo que hizo.

Una y otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora