Una y otra vez

Error

Steve sentía como la boca de Tony besaba y lamia su vientre.

Todo mientras descendía poco a poco, con la intención de llegar a su erección.

—Anthony... —Una mordida lo hizo saltar.

—Me encanta que digas mi nombre. —El castaño le sonrió, para seguir con su tarea.

Rogers dejó caer su cabeza y se dedicó a disfrutar de las caricias.

Todo esto había comenzado con una invitación a ver una película.

Pero, las cosas se calentaron.

—Steve... —El castaño tomó en su mano el falo hinchado y punzante.

—¡Ahhh! ¡Tony! —Sintió como la mano masculina subía y bajaba de su pene, haciendo presión, mientras él glande era succionado.

Se sentía mucho mejor que cuando él se masturbaba.

Dejó que su cabeza se perdiera entre las sensaciones; no se molesto en preocuparse o tan siquiera mantener un segundo pensamiento que no incluyera lo erótico que se veía su pareja mirando su parte íntima.

—Tony...

Quería que ese castaño fuera su primera vez, de verdad lo deseaba; así que tomando valor, se sentó y tomó los cabellos del genio para estamparle un beso húmedo.

—No eres tan Santo, Rogers. —Sonrió con picardía el Stark.

El hombre de ojos azules le correspondió el gesto.

Estaba por besar su cuello y estirar la mano para tocar el trasero del moreno, cuando su celular sonó.

—Demonios.

—Lenguaje.

Un poco decepcionado, vio el nombre de su madre en grande.

Suspiro y contestó.

—¿Si?

—"Hijo, lamento llamarte de la nada, pero ¿Puedes venir? Necesito tu ayuda."

—Claro má, sólo me visto y voy.

Colgó.

Tony empezó a reír bajo.

Él lo miro por un momento... ¿Qué había dicho?

Sintiendo él rojo adornar sus mejillas, se tapó la cara. Deseo golpearse con cualquier cosa ¿Cómo fue que no se dio cuenta?

—Creo que le debes una explicación.

Steve quería que la tierra se lo tragara.

—Tony ¿Puedo quedarme a vivir?

El genio sólo sonrió y lo abrazo.

Claro que se podía quedar a vivir.

Él no tenía ningún problema, pero no quería que Sarah lo demandará por secuestro.