Una y otra vez

Tímidos

Natasha "Toni" Stark tenía una debilidad por los hombres tímidos.

Eran su contraparte.

—Estos son los informes que el director Fury ordenó revisar. —Steve Rogers era lo que Toni buscaba.

—Gracias. —Y con la sensualidad que la caracterizaba, tomó su rostro, se puso en puntillas y lo beso.

Fuerte, caliente, húmedo, incluso con mordidas.

El sonrojo en la cara de Rogers, derritió por completo a la castaña.

Habían comenzado una relación hace poco.

Repentina, inesperada, sin planeación alguna.

La genio no podía estar más feliz por ello.

Su Capitán era toda dulzura, un caballero en toda la extensión de la palabras e inmensamente tierno.

Las citas eran en lugares completamente distintos a los que ella solía visitar, los detalles eran todos los días, una sola rosa dejaba su corazón emocionado y los pequeños besos eran el detonante de su amor.

También, estaba esa parte celosa que la traía loca.

Miles de hombres se le acercaban, eso no era ningún secreto.

Pero Steve, tomaba fuertemente su cintura y la pegaba a su cuerpo de ser posible, toda la noche.

Lo amaba.

Un día cualquiera, ese donde piensas que la rutina estaría esperando afuera de tu puerta.

Todo cambio.

Ella se le insinuó, como todos los días, pero algo no era lo de siempre... Steve correspondió, siguió el juego, la arrastró a la habitación y lo demás, sólo fueron gemidos, gritos, gruñidos, rasguños, marcas y mordidas.

—Hey, pero miren quien se la paso bien anoche. —Natasha Romanoff levanto una ceja en un gesto pícaro.

Steve se escondió en el libro y Thor junto con Clint empezaron a codearlo.

Bruce por su parte, trataba de ver por otro lado.

—¿Envidia?  —Toni se paseaba con sólo una camiseta sin mangas.

Las marcas en sus brazos, cuello, y clavícula eran notoriamente rojas.

Ella sonrió con orgullo mientras Rogers no soportaba la vergüenza.

Toni se había ganado la lotería con ese hombre.

Lo amaba... Con todo su metálico corazón.