Alfa Prime (Parte 1)

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Las cosas se estaban complicando.

Natasha Romanoff no sabía cómo es que funcionaba eso de los lazos y del destino; lo único que le interesaba ahora, era llegar a tiempo.

Aceleró y cruzó media ciudad en tan sólo minutos.

Bajó en una gran Iglesia.

—Agente Romanoff.

—Déjame pasar, Happy. —La mujer no tenía tiempo para dialogar.

—No puede, lo siento. —Y aunque el sujeto trató de cumplir órdenes, la pelirroja lo derribó en segundos.

Entró al lugar y burló la guardia.

Stark realmente no quería casarse, lo sabía por la seguridad tan mediocre que había puesto.

Al entrar, todos los invitados esperaban emocionados, y los novios se encontraban hincados.

A Natasha no le importó, ella camino por el pasillo.

Las personas comenzaron a darse cuentas, unos incluso jadearon al verla.

Tony por fin volteó.

—¿Romanoff? —Pepper a su lado frunció el ceño.

—Nos vamos. —Y sin miramientos, tomó la muñeca del genio y comenzó a arrastrarlo.

—¿Qué...?

Pots trató de detenerla, pero la espía desplegó su aroma y le enseño los colmillos en advertencia.

Ninguno en el lugar se atrevió a retar a la Alfa de Medio Rango.

Jaló al genio hasta el auto, pero antes de subirlo, éste se zafó.

—¿Qué es lo que quieren? —Anthony parecía alterado— ¡Romanoff!

—¡No tengo tiempo, maldición! —La pelirroja le gruño—. Tenemos que irnos.

—No pienso hacerlo.

—Steve está muriendo.

El Omega se tensó.

—¿Eso es lo que quieres? —Natasha estaba desesperada.

Tony chasqueo la lengua y subió al carro por su cuenta.

Emprendieron camino y llegaron a la base en un tiempo récord.

La espía guió al genio hasta la habitación del rubio.

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—Esto no tenía que pasar. —Bucky miraba con pesar, como la respiración de Steve era entrecortada.

—Si muere, juro que Anthony me las pagará. —Sam observaba con seriedad el estado del Capitán. Postrado en esa cama y con la vida corriendo lejos de él.

El aroma de Natasha alertó a los dos amigos del soldado.

Pero había algo más.

—Salgán. —Ambos se miraron con extrañeza.

En la puerta, Tony miraba al rubio.

Sam y Bucky entendieron y los dejaron, no sin antes mandarle una mirada de reproche al genio

Natasha asintió hacia el Omega.

Anthony, tomó asiento al lado de la camilla.

Se talló los ojos al sentir las lágrimas bajar.

El cuerpo de Steve se veía mal... Delgado, débil, y de acuerdo a lo que Romanoff le había dicho, sus enfermedades habían vuelto.

Lo peor es que el suero estaba en su sistema.

Ni siquiera eso pudo ayudarlo.

—¿T... Tony? —Los ojos azules de Steve buscaban la figura del castaño.

Estos carecían de brillo.

—Estoy aquí. —El genio tomó las manos del rubio—. No te ves bien, viejo.

—Ahora lo estoy contigo aquí. —El Capitán sonrió.

Tony quiso tragarse el nudo en la garganta.

—... No era mi intención... Yo... —El Stark trató de explicarse entre balbuceos.

La culpa le doblaba los hombros.

—María Hill dijo que esto... Podría suceder. —El soldado apresó con pocas fuerzas la mano del Omega—...  Tú... ¿Te casaste?

Steve sabía que eso podía matarlo, pero la ideó lo carcomía y lo hacía hervir en celos.

El filántropo beso los cabellos del Capitán—. No, no lo hice.

El soldado pareció respirar.

Tony se quedó a su lado.

Lo mejor que podía hacer, era remediar su error.

Una y otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora