Cosplay

4.3K 424 7
                                    

Steve lejos de quererse reír, se encontraba mirando fijamente las piernas de Tony.

Eran sensuales y fuertes.

Negó ante sus pensamientos.

—¿Aburrido? —Anthony le sonrió pícaro.

Steve le devolvió la sonrisa y lo siguió admirando.

Realmente se veía como una mujer... Una hermosa y sexy mujer.

Además, ese vestido hacia resaltar su bien proporcionado trasero.

—Oye Tony... —Se acercó a la oreja del castaño, en busca de crear un ambiente más íntimo y que Anthony pudiera escucharlo.

Todos en ese lugar no dejaban de reír y cotorrear con cualquier persona.

Incluso Natasha los había abandonado por un tipo con una botarga, que Steve no se molesto en preguntar de qué era.

—Así, si te doy. —El rubio sonrió satisfecho.

Tony lo miro por unos segundos sorprendido, pero después le regreso una sonrisa burlona.

Durante todo el evento, ambos estuvieron de aquí para allá; aunque Steve estaba cuidando que nadie de ahí se pasará de listo.

Ya varios habían pasado "accidentalmente" cerca de Tony.

Las intenciones que tenían no eran nada morales, más si la bendita falda del vestido se alzaba en la parte trasera y mostraba los muslos del genio.

—¿Quieres comer? —Rogers le extendió la mano, como una costumbre.

—No, prefiero ir a la casa. —Stark había estado un poco silencioso, tal vez era el cansancio.

Los dos se dirigieron al Departamento que compartían.

—Tony, no crees que...

Su cuerpo fue estrellado con fuerza contra la pared.

Soltó un jadeo de dolor al sentir su espalda chocar.

—¿Qué...? —Steve sintió unas manos toscas y rudas en su entrepierna.

Tony se lamío los labios; rápidamente le bajo el pantalón junto con ropa interior.

Su boca no dudó en comenzar a chupar el pene de Rogers.

—¡Ah! ¡Tony!

El castaño comenzó a recorrer el tronco, para dar succiones en el glande de vez en cuando.

Steve se puso erecto rápidamente.

—¡Agh! —Hecho su cabeza hacia atrás disfrutando de las sensaciones.

No sabía sí apartarlo o guiarlo.

Anthony dejó que Steve usará su boca.

—¡Tony!

Con un sonido morboso, el joven dejó el pene despierto.

Sonrió con sensualidad.

—Dijiste que me darías.

El rubio no tuvo tiempo de argumentar nada. Tony se quito la ropa interior ante la atenta mirada de su amigo.

Con seguridad, se dejó caer en el sillón y abrió las piernas exponiendo su rosada entrada.

A Steve le temblaron las piernas.

—¿Esperas una invitación?

El más alto se encamino al chico de ojos oscuros; en un sólo movimiento, le quito la peluca.

—Me encanta como te queda la falda. —Sus dedos prepararon al chico.

Después de unos minutos, Steve lo penetró.

La espalda de Tony se arqueo.

—¡Ah! ¡Steve! —Stark dejó su cuello expuesto.

El rubio no perdió tiempo y atacó el lugar; mordiendo, lamiendo, besando.

El castaño se aferró a la espalda de Rogers y él a sus nalgas.

Los embistes comenzaron.

Fuertes, duras, salvajes.

Anthony estaba en el cielo y el infierno al mismo tiempo.

—¡Steve!

—Tony... Gimes tan... —Steve desesperado, beso los labios rojos de Tony mientras seguía embistiendo sobre la próstata.

Lo supo por como el interior del genio apretaba su pene.

—St... Steve... —Anthony beso el cuello del chico de ojos azules.

Le excitaba ver como la manzana de Adán de Steven, se movía de arriba hacia abajo.

El rubio masajeo el falo de Tony, al mismo ritmo que las penetraciones.

Las respiraciones de ambos estaban erráticas.

—Yo... Voy...

El de ojos oscuros se corrió entre los vientres y Steve dentro de él.

Había sido fantástico.

—De verdad te gustan las faldas. —Comentó un feliz Tony.

El más alto lo beso con deseo.

Le gustaban las faldas, pero nada comparado con los gloriosos glúteos de Stark.

Una y otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora