Sí entre risas te dijera que esto es serio, ¿me creerías?
En la creación literaria, los narradores primerizos solemos plagar los textos de recurrentes y excesivos errores de continuidad y coherencia. Por ello no es de sorprenderse que, aun fuera de aquello que por convención llamamos Escribir, a menudo nos la pasemos imaginando imposibles desenlaces alternos e inexistentes tramas análogas. Inconscientes del riesgo, pues la ficción es algo bien serio.
Basta con alguna tenue inconsistencia, que altere la acostumbrada secuencia cinematográfica, para que se despierte el anhelo por aquella inquietante sensación que se libera tras ir encajando una a una las piezas de un rompecabezas. Entonces, obstinado en conocer más sobre el inédito desarrollo, y pese a no contar mas que con minúsculos indicios sobre su posible trama o desenlace, es inevitable arrojar un par de suposiciones que permitan hilo por hilo ir tejiendo su historia e infectarse poco a poco de aquella enfermedad terminal que emana de la fantasía.
* * *
En la ficción, como cualquier otro vicio, se corre el riesgo inminente de desconectarse del mundo al que, con fe y sin razón aparente, se concibe absurdamente como realidad.
Para la ficción todo es perfecto: se infiltrado con éxito. Tiene la aceptación de su coautor y sus palabras empiezan a materializarse, tal y como todo se va convirtiendo en palabras.
Todo se va convirtiendo en palabras. Pasa al texto 46.
Las palabras empiezan a materializarse. Pasa al texto 3.
¿Escribimos y leemos sobre la vida que vivimos o vivimos la vida que leemos y escribimos? Pasa al texto 61.
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Prométeme que jamás escribirás esto
Short StorySINOPSIS ¿Por qué un collage de microficciones? Por la misma razón que pasan demasiado tiempo las puertas de los refrigeradores abiertas: todos buscamos respuestas, pero quizá no las encontramos por la misma razón que un ladrón no encuentra a un pol...