53 A NINGÚN LADO

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Huyas donde huyas, tus problemas se meten en la maleta y te siguen a todos lados.

Subiste al taxi. El retrovisor descubría tu rostro irreconocible. De tus ojos insinúes no pudiste distinguir aquellas facciones. Abriste tu cartera y encontraste un par de tarjetas de crédito e identificaciones. El chófer te dirigía la palabra, pero tú apenas podías concentrarte en entender dónde andas y quién eres. Disculpe, pero aún no me ha dicho a donde lo llevo.

No hace tanto tiempo te propusieron un negocio conveniente. No hiciste mucho por meditarlo, pues esa misma tarde te reuniste con tus seres queridos para contarles. Entre risas y bienaventuranzas, esa noche no pudiste dormir.

Aunque en tu cabeza viajabas hasta por dónde jamás hubieras imaginado, empezaste a darte cuenta que todas las camas eran la misma cama, así como todas, en esencia, eran la misma mujer. Nunca cambiabas de terminal de aeropuerto. Los aviones que abordabas jamás despegaban. Te diste cuenta que con eso no ibas a ningún lado.

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Aunque el futuro jamás está escrito, como en todo existen excepciones, cuando despertó con vida del primero de tantos accidentes brutales que ha tenido, decidió cambiar y hacerse de una vida provechosa.

Como eximio ingeniero que ha sido, ponderando siempre la ciencia y la humanidad sobre su propia vida, a logrado revolucionar las industrias que, al menos por ahora, aún mantienen al planeta en movimiento.

Aquella vez, engañado por los líderes del movimiento que pretendía encaminar al mundo hacía un mejor porvenir, comenzó a intuir sobre el don que de la providencia le había sido otorgado.

Desde entonces que sus hazañas han sido tema en fogatas, bares extranjeros y místicas tertulias. Sin embargo se cuenta que una noche conoció a una hermosa mujer, a partir de la cual el ingeniero pasó a convertirse en leyenda. Pues, se dice que de ella perdidamente se enamoró y compartieron buenos años juntos, pero como el amor y la vida están hechos de la misma materia, pronto ambas cosas en ella murieron.

El tiempo pasó y, como la arena del desierto, el ingeniero siguió su eterno camino condenado a permanecer en este mundo, sin importar el incansable esfuerzo de una diaria e infinita sucesión de suicidios y resurrecciones.

El antídoto. Pasa al texto 55.

El futuro jamás está escrito. Pasa al texto 11.

Sobre la hermosa mujer. Pasa al texto 24.

Prométeme que jamás escribirás estoWhere stories live. Discover now