Quizá algunos no encontramos a dónde queremos ir por la misma razón que un ladrón no encuentra a un policía.
Mordiéndose la orilla del labio inferior con técnica depurada, como la sublime deportista que es, desliza sus dedos por entre su cabello. En tarea escrupulosamente estética, posa y pasa la punta de su lengua sobre el lóbulo de la oreja izquierda de él y sonríe.
Yo sentado en otra mesa. Solo y sin otra cosa que hacer más que masticar el pensamiento de cómo le disemina átomos por doquier. A punto de reventarme el celo en confeti, llegas y vaya que alivio. Hasta que la cabrona voltea indignada y se enfila hacia nosotros. Sin siquiera saludarme, se te acerca —de favor cóbrale menos... luego nos arreglamos... él aún es especial para mí—.
* * * * * * * * * * * * * * * * *
A veces es tan duro asimilar jamás volver que las despedidas no parecen cumplir su función de punto final, sino que más bien se comportan como meros protocolos por pretender hacer del amor un tema un poco más diplomático que la guerra de sentimientos que en verdad es.
A consecuencia de las despedidas, en esa mala manía de ansiar y extrañar, se nos va poco a poco en pedacitos el presente.
¿Porqué no te has hecho de una nueva amante? —Porque no he encontrado a otra como tú.
A consecuencia de las despedidas. Pasa al texto 36.
Aún es especial para mí. Pasa al texto 10.
A veces lo peor de buscar algo es encontrarlo. Pasa al texto 55.
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Prométeme que jamás escribirás esto
Short StorySINOPSIS ¿Por qué un collage de microficciones? Por la misma razón que pasan demasiado tiempo las puertas de los refrigeradores abiertas: todos buscamos respuestas, pero quizá no las encontramos por la misma razón que un ladrón no encuentra a un pol...