19 PAUSA

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La realidad es compleja, no por las reglas, sino porque todas las reglas simples ocurren al mismo tiempo, sin aislamientos.

¡Pip...! ¡Pip, pip! Se acaba... te gana la rabia. ¡Pip...! ¡Pip, pip! Como energúmeno... arrancas la puerta del auto. ¡Pip...! ¡Pip, pip! A su partida... descompuesto te arrojas desbocado al asiento del conductor. ¡Pip...! ¡Pip, pip! Aferrado... a lo que queda de ella... y soldando la puerta de vuelta en su lugar, fuerzas la llave en el arranque. ¡Pip...! ¡Pip, pip! Volviéndola en sí... enciendes el motor y simultáneamente aplastas como a un insecto al acelerador. ¡Pip...! ¡Pip, pip! La dejas... la totalidad de los neumáticos embarrados en el asfalto, hasta que el auto casi se teletransporta metros adelante sobre el puente. ¡Pip...! Luchas a muerte... contra el cinturón. ¡Pip...! Te omite... ¡Pip...! la luz amarilla el semáforo. ¡Pip...! Se va con otro... auto que se fusiona con el tuyo y te impulsa fuera del puente. ¡Pip...! Suspiran. ¡Pip...! Ambos... ojos cerrados. ¡Pip...! Y en preludio desastre... entiendes... ¡Pip...! En la vida los puntos suspensivos no funcionan. ¡Piiiiiiiii!

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Sucede que, tal como pasa en la vida, en el arte de la narración se va conociendo artificios expresivos que los escritores en ciernes vamos cultivando para madurar nuestro estilo. Es por esto que es de sumo cuidado mantener siempre presente la intrínseca dualidad que supone el narrar; porque la vida está llena de nuestra narrativa, tal y como nuestra narrativa se plaga de la vida que llevamos prestada.

Desde el primer instante en que nos despedimos, supusimos que el tan anhelado día en que nos reencontraríamos jamás llegaría. Pasa al texto 27.

En preludio desastre. Pasa al texto 47.

Puntos suspensivos. Pasa al texto 43.

Prométeme que jamás escribirás estoWhere stories live. Discover now