Y si te olvidaras de mi, ojalá y jamás me olvide de ti.
Llegar hasta las últimas consecuencias ha sido desde siempre su estilo pero aunque se lo tuviera prohibido, con premeditación, alevosía y ventaja, le pidió que lo acompañara; sonrojada por la pena y entonando una voz que parecía pedir disculpas por los crímenes que aún ni cometía.
A base de tropiezos y afortunados malentendidos fue asimilando la idea de estarse encariñando un poco más de la cuenta. Con sugestión pasaba los dedos entre su cabello hasta de manera involuntaria acabar mordiéndose seductoramente el labio.
Dejándose llevar por un lívido insaciable y sin enterarse de nada, cuando la gigantesca bola de nieve entró en escena bajo el papel de un noble e inocente —¿te llevo a tu casa? —, peor que haberle reventado el pecho con un calibre 22 a quemarropa, estrelló un beso en su cuello y contestó: —Ni loca. Secuéstrame.
* *
Atrevida, temeraria y bastante contagiosa. Fue recién que la conocí que despertaron en mi unas ganas terribles por atragantarme el mundo. Con esa mutabilidad vertiginosa que de forma sorpresiva puede adoptar la vida, de un instante a otro, todo se convirtió en aventura.
Embobado en tal inercia, no hubo tiempo de pensar tanto las cosas. Presentía que tarde que temprano, me pondría la vida aprueba y tendría que asumir las consecuencias de estar viviendo tan de prestado.
¿Pero que podría salir mal de todo esto? Pasa al texto 1.
¿Qué es lo que debió haber sucedido? Pasa al texto 46.
Las consecuencias de estar viviendo de prestado. Pasa al texto 31.
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Prométeme que jamás escribirás esto
Short StorySINOPSIS ¿Por qué un collage de microficciones? Por la misma razón que pasan demasiado tiempo las puertas de los refrigeradores abiertas: todos buscamos respuestas, pero quizá no las encontramos por la misma razón que un ladrón no encuentra a un pol...