Más vale que sepas lo que sabes que no sabes.
Después que todos habían tomado asiento, me alcé diciendo: El amor que les he dado es el más tierno y cristalino solo que enmascarado para que les sea difícil pasárselo y no se atraganten de él. Así que sean bienvenidos a mi mesa aquellos que puedan sentirlo, porque en ella no toleraré idiotas ni postores que del autoengaño quieran librarse de culpa. Sin embargo no se castiguen por ser presas de...
Pero para entonces, interrumpido por un enorme eructo de uno de los distinguidos comensales, me enteré que ya era demasiado tarde y nada de lo que les decía venía ya al caso. Todos se hartaban de los manjares del festín, como si de antemano supieran que reencarnarían tras deleitarse de los exquisitos platillos envenenados; de haber sabido que sería así de sencillo, no estaría perdiendo el tiempo en politiquería.
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Desde que, aunque bien sabía dónde buscarte, ya no pude volver a encontrarte, me ensañe en dar con formas de deshacerme de los eslabones débiles que pudieran mitigar mi egoísmo insaciable por ser tan mejor romántico que te demostrara lo mucho que te habrías perdido.
Hacía todo eso sin darme cuenta que a veces lo que más deteriora todo tipo de relaciones es tratar de salir ganando.
Cuanto te habrías perdido. Pasa al texto 59.
Tratar de salir ganando. Pasa al texto 32.
¿Qué hacer en vez de perder el tiempo en politiquería? Pasa al texto 58.
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Prométeme que jamás escribirás esto
Short StorySINOPSIS ¿Por qué un collage de microficciones? Por la misma razón que pasan demasiado tiempo las puertas de los refrigeradores abiertas: todos buscamos respuestas, pero quizá no las encontramos por la misma razón que un ladrón no encuentra a un pol...