9: "Princesa Consuela Bananahammock"

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R A C H E L

Abro los ojos y me siento al instante.

Escucho voces provenientes del piso de abajo, eran mi madre, Ian y...

No, no, no...

Voy al baño y me lavo los dientes, me cepillo el cabello y observo mi atuendo.

Pijama... No interesa, es bonito.

Cojo mi teléfono y observo rápidamente. Se podía ver un mensaje de Nate.

"Espero que sepas actuar"

¡Diablos! Esto confirma mis sospechas, Ian invitó a Nate.

Bajé rápidamente y estos tres estaban riendo mientras mi padre leía el periódico con su taza de café a un costado.

-Buenos días -saludo a mis padres y le sonrío a Nate discretamente.

Sí, Ian y yo nunca nos saludamos.

-¡Cielo, vístete! -me regaña mi madre.

-Estoy vestida -me cruzo de brazos.

-Pero hay visitas -la conozco, nunca le importó que me vista así frente a los amigos de Ian, pero ahora que sabe lo de Nate, quiere que esté impecable.

-No me molesta, señora Miller, creo que es un tierno pijama -mi vista cae en Nate, que está recibiendo una mirada interrogativa de parte de mi hermano.

Mi mamá está disfrutando esto.

-Bueno, creo que desayunaré -iba hacia la cocina pero la voz de mi padre me interrumpió.

-Hija, ¿has visto la hora que es? -negué-. Ya es hora del almuerzo.

Suspiré.

-Debo ir a comprar, ¿no? -mi hermano soltó una carcajada.

-Solo algunas cosas, tengo lo necesario para empezar, pero no para terminar, de paso puedes comprar para la merienda -asentí.

-¿Qué vamos a comer?

-Lasagna.

-Iré a vestirme.

[...]

Bajé con un atuendo decente para ir de compras y tomé la billetera de mi madre para tomar algo de dinero.

-Ahora vuelvo -estaba por salir pero la voz de mi madre me interrumpió.

-¡Alto ahí!, no irás sola -oh, no-. Nate, cielo, ¿serías tan amable de acompañarla?, no quiero que vaya sola -la voy a matar.

-Oh, claro... -se puso de pie.

-Mamá, no es necesario -me frenó.

-Claro que lo es, no quiero que te pase nada -miró a Ian-. Tú te quedarás ayudándome en la cocina.

-¿No sería mejor que Nate y yo vayamos a comprar y ella se quede contigo?

Él tampoco estaba muy de acuerdo.

-No porque tú eres un desastre con las compras -ambos suspiramos.

-Bien, andando -le dije a Nate y abrí la puerta.

Me siguió y cerró la puerta detrás de él.

-Eso fue extraño e incómodo -dijo él y yo reí bajito.

-Así es, pero vale la pena porque cocina como los dioses -ya estaba saboreando la comida.

-Lo sé, suelo venir seguido -no dije nada, pues no sabía qué decir.

Algo Grandioso (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora