25: "¿Soy... tu primer beso?"

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R A C H E L

Abrí los ojos lentamente, pero pronto tuve que volver a cerrarlos debido a que la luz del sol me dio de lleno en la cara.

Intenté moverme, pero no pude. Un brazo me tenía acorralada y sin salida.

Fue cuando recordé lo de la noche anterior, sonreí. Miré al chico a mi lado, estaba con los ojos cerrados y con los labios ligeramente abiertos. Sus respiraciones eran lentas y sincronizadas.

Podría quedarme horas y horas admirándolo, pero lamentablemente tenía que levantarme e ir a la escuela. Al igual que él.

Suspiré y, con cuidado, saqué su brazo de encima mío. Se removió bruscamente, tanto así que rodó por la cama hasta llegar al suelo.

Solté una carcajada y me asomé; él se enderezó de golpe, desorientado.

Cuando escuchó mi voz, su vista cayó en mí y sonrió.

-Qué manera de despertar -comenté.

-Ni que lo digas -se frotó la cabeza para luego ponerse de pie.

Su camiseta estaba ligeramente levantada en la zona de la cintura, dejando ver un pedazo de piel, y si no alucinaba, podía ver su V.

Sus ojos están arriba, Rachel.

Él estaba bostezando, mientras estiraba sus brazos hacia arriba.

-Qué fiaca... -dice somnoliento.

-Hay clases, Nate -salí de la cama y comencé a rebuscar ropa en mi armario.

Tomé entre mis manos unos vaqueros oscuros y ajustados, una camisa celeste pastel y mi suéter gris.

-Iré a vestirme, y creo que tú deberías ir con Ian -él sólo asintió.

-Pero antes... -se acercó a mí y dejó un beso en mi mejilla.

Astuto, cuidó del aliento mañanero.

Le sonreí y ambos salimos de la habitación. Cada uno se fue por su lado.

[...]

-Buenos días, cielo -me dice mi padre cuando entro a la cocina.

-Hola -le doy un beso en la mejilla.

-Algún día se te saldrán los ojos de lo ajustadas que son tus coletas -hizo una mueca de dolor.

-Ya me acostumbré, pa -tomé un plato y me serví panqueques, luego me serví zumo de naranja en un vaso.

Me senté junto a él y comencé a desayunar.

-¿Qué tal dormiste? -me pregunta antes de darle un sorbo a su taza de humeante café.

Si supieras...

-Bien, aunque me desperté un par de veces -respondí con total normalidad.

-Eso es algo normal -asentí-. Tu madre tuvo que salir antes porque la llamaron por una urgencia en el hospital -me explicó.

Algo Grandioso (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora