La encenarrona

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Mi corazón se saltó varios latidos al tenerla a un metro de mi.

Su semblante era igual que el de esta misma mañana, pálido como si no supiera que esto sucedería. Me esforzé en dejar de mirarla en ese preciso momento pero algo en mi me empujaba a hacerla un examen preciso. Observé que se había maquillado, no en exceso pero si más de lo que recordaba que solía hacerlo. Sus mejillas seguían teniendo ese color rojo tenúe que ahora hacía juego con su nariz dado el frío. Su pelo caía con gracia sobre sus hombros igual de rubio que de costumbre. Seguía teniendo ese estilo curioso para vestir, iba enfundada en un chaquetón que abultaba casi más que ella en color rojo como mis labios.

Con toda la fuerza de voluntad que tenía la miré a los ojos. Ni dos segundos tardé en sentir como necesitaba tragar saliva, no era ninguna novedad lo nerviosa que me había puesto siempre sentir esos ojos esmeralda sobre los míos.

Sin darme marguen de reacción bajó la cabeza negando como si hubiera cometido el peor delito.

Entonces recordé las palabras de Miriam, no me quedaba otra si quería seguir dedicándome a mi sueño. Al final solo serían un par de meses en los que nos veríamos unicamente los fines de semana ademas de un día suelto para ensayar.

Pero no podía dar un paso más sin antes hablar con el que hasta hoy iba a ser mi compañero de gira, su carrera era con diferencia mucho más exitosa que la mía pero nos hacía especial ilusión compartir escenario por eso mismo me había extrañado que ni siquiera me llamara aunque pensándolo bien alomejor ni siquiera el lo sabía.

- Coge mesa que voy al baño un segundo - intenté sonar segura apesar de que la voz me temblaba

Noté como su semblante se relajaba a la vez que subía la cabeza para volver a conectar sus ojos con los míos. Parecía asombrada pero una ligera curva en sus labios me hizo soltar un leve suspiro casi inaudible.

Entramos en aquel sitio al que, como dato, no había ido nunca asique pregunté a varios camareros hasta que dí con el baño. Una vez dentro buscé el contacto de Luis Cepeda y acto seguido pegué el móvil a mi oreja. Tres tonos despues su voz resonó en la otra línea.

- Hey Ana te iba a llamar ahora mismo - sonaba algo abatido

- ¿Te dieron la noticia a ti tambien? - supuse

- No me lo esperaba la verdad, sabes la ilusión que me hacía

- A mi tambien Cepeda, si hubieses visto mi cara cuando me lo a dicho Manu - negué con una sonrisa en los labios

- Al menos los meses que iba a estar girando ahora voy a invertirlos en mi nuevo proyecto, componer para un nuevo disco, lo típico ya sabes

- Al menos esto tiene su parte buena - sonreí ilusionada por la noticia

- ¿Tu que tal vas? Me refiero, no se - dudó

- Bueno digamos que - suspiré hechando un vistazo a la puerta - Estoy intentando llevarlo lo mejor posible

- Claro porque es muy dificil ¿verdad? - rió

- ¿Te estás cachondeando de mi? Pues claro que es difícil - colocé mi brazo bajo mi codo irritada

- Habéis sido mucho para que de repente ahora te sea dificil estar con ella cuando hace un año pasabas pegada a su cuello veinticuatro horas - espetó con total seguridad

Bajé la mirada. Realmente tenía razón igual que la había tenido Miriam pero no tanta, ahora me resultaba difícil sinceramente estar con ella porque parecía que me devoraban el estomago.

- Ana ¿sigues ahi?

- Eh - salí de trance - Si sigo aqui lo siento - rascé mi codo con nerviosismo - Hablamos mañana ¿vale?

Nuestro momentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora