Lágrimas

836 61 17
                                    

Ese concierto sin duda fue el peor que recuerdo. Nada de desearme suerte antes de salir, nada de miradas cómplices cuando nos tocaba cantar juntas. De la noche a la mañana parecía que todos esos sentimientos que había dicho tener por mi se esfumaron. Ni siquiera me observaba mientras actuaba yo.

Me sentía realmente egoísta por querer que una parte de ella siguiera sintiendo algo por mi, que me demostrara que seguía ahí no solo físicamente, pero no sucedía, ni en ese ni en los dos siguientes conciertos.

Miguel volvió a casa conmigo, su recuperación fue muy rápida igual que el volver a nuestra rutina de siempre. Todo parecía estar bien, en algo más de dos semanas todo parecía haber vuelto a la normalidad, me esforzaba por que así fuese pero en realidad... la echaba mortalmente de menos.

Cada noche, antes de acostarme al lado de mi novio, miraba todas esas fotos que nos habíamos o nos habían hecho en diferentes momentos. La sonrisa que dibujábamos nunca la había tenido con nadie más. La pedía perdón cada vez que dejaba un suave beso sobre la pantalla del móvil como si pudiese oírme, como si eso solucionase algo. Me sentía tan mal, terriblemente incompleta.

Ni un mensaje aparecía de su parte, ni una llamada, ni siquiera al vernos en los ensayos me dirigía la más mínima mirada o una simple palabra. Sabía que la había roto tanto como me había roto cada día sin ella.

Para colmo Miriam se había enfadado conmigo por jugar de esa manera con sus sentimientos acompañada de cerca por Ricky, que al ser su mejor amigo podía llegar a entender su postura. Aun que a ninguno de los dos le duraba mucho, me escribían cada día preguntándome como estaba, yo me sentía mal por que no querían decirme como estaba ella. Repito que ya sé que puede sonar egoísta pero quería saber si al menos... me echaba de menos tanto como yo a ella o un poco aun que fuese.

Ese día tocaba Santiago de Compostela, lugar donde mi mejor amigo Roi estaba en una especie de vacaciones. Le pregunté si quería venir a cantar, cosa a la que accedió sin pensarlo dos veces. Me conocía muy bien, sabía que estaba mal, que le necesitaba, asi que me ofreció irme la noche antes hacia allí para poder organizar una cena en la que el pudiera hacer de escucha como solía hacer cada vez que me pasaba algo.

Lo hablé con el equipo, lo vieron bien ya que así no tendríamos que correr al día siguiente para llegar a la universidad como solíamos hacer siempre asi que Mimi fue obligada a venir tambien. Miguel tenía bastante trabajo asi que no pudo acompañarme pero prometió llamarme en cuanto tuviese un hueco para que le contara que tal había ido todo. Lo típico.

El camino hacia Galicia fue como cada viaje que hacíamos desde aquella noche en Granada. Yo iba al lado de Armand que se había acostumbrado a tenerme al lado hacía semanas pero no por gusto si no por que ella no quería que estuviese cerca, me rehuía constantemente. Mimi iba al lado de Patri, esta vez maldiciendo en voz baja tener que moverse antes de su piso en Madrid pero contenta por otro lado ya que la habían comunicado que Roi vendría a cantar con nosotras.

Una vez llegamos dejamos el equipaje en el hotel, me cambié de ropa para ponerme un vestido blanco ceñido a mi cintura. Aun siendo casi invierno adoraba los vestidos, con unas medias y un chaquetón no tenías por qué tener frío con ellos. Me maquillé un poco ademas de repasarme el pelo ondulado. No sabía bien por qué me arreglaba tanto para una cena con mi mejor amigo, que me había visto en situaciones peores, pero me apetecía verme guapa por primera vez en dos semanas. Llevaba todo ese tiempo sin verme decente entre tanta ojera o caras de cansancio extremo que cada vez costaba más maquillar.

Con un mensaje ya supe que estaba esperando abajo asi que con cuidado de no tropezar llegué a la recepción del hotel donde nos fundimos en un gran abrazo lleno de "te he echado de menos".

Nuestro momentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora