La llave de mi corazón

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Tras la puerta me encontré una rubia de aspecto descuidado, con ojeras pronunciadas bajo los ojos pero una tímida sonrisa bajo su bufanda.

- Hola - musitó

Sin pensar mucho más me lanzé a sus brazos, no tardó ni un segundo en corresponderlo escondiéndose en el hueco de mi clavícula, notaba como su respiración caía pesadamente sobre mi piel expuesta causándome más de una sensación indebida.

- Estás muy guapa - susurró cerca de mi oído sin ser consciente de lo que eso podía crear en mi cuerpo

- Me encantaría poder decir lo mismo, no se que te pasó - dije cuando nos separamos

- Gracias eh - sonrió un poco más

- Mimi para mi siempre estás guapa eso ya lo sabes pero enserio parece que no dormiste nada bien - torcí el gesto

- No he dormido nada bien no

- Anda pasa pero ahora vas a contármelo ¿si?

Asintió conforme mientras me hacia a un lado para dejarla el paso libre. Saludó alegremente a mi familia, tanto mi papá como mi hermano la abrazaron como ya era costumbre mientras mi madre la dió dos besos alegremente. Una vez pasada la ronda de las preguntas cada quien fue a hacer lo que solían a esa hora osea dormir salvo mi madre que ya quería ponerse a preparar la cena de esa noche. Yo me llevé tanto a Mimi como a su maleta a mi habitación.

- Pues todo sigue igual que hace dos meses - miró a todas partes

- No he venido más la verdad no tuve tiempo de cambiar nada - la miré

- Hay cosas que mejor dejarlas como están - espetó

- Ya pero tú no eres una de ellas asi que ponte cómoda que quiero que me cuentes que te a pasado - me senté con las piernas cruzadas sobre mi cama

- ¿Vamos a dormir ahí las dos? - preguntó mientras se deshacía de su ropa de abrigo

- No tengo más camas pero si te molesto puedo irme a dormir con mi hermano - me encogí de hombros molesta

- Era solo una pregunta - gateó hacia mi - Cascarabias - besó mi mejilla con ternura consiguiendo que sonriera

- Bueno venga cuéntame - me abrazé las rodillas

- ¿Que quieres saber? ¿Por que tengo ojeras? Pues por no dormir bien como todo el mundo - rió

- Quiero saber por que no has dormido bien Mimi

- Pues por cosas de la vida Ana - bajó la cabeza

- Mírame - la pedí, pero al no verla reaccionar yo misma la levanté la cabeza para encontrarme sus mejillas repletas de lágrimas - Cariño... - susurré con el corazón encogido por verla asi

- Me a dejado - dijo con la voz rota

- ¿Belén? ¿Pero por que? Es gilipollas definitivamente - la sequé las lágrimas con los dedos

- Es realista

- No entiendo - contesté sin apartar mis manos de sus mejillas

Unos golpecitos en la puerta interrumpieron el momento.

- Chicas ¿me ayudan con la cena si no es mucha molestia? - preguntó mi madre

Ambas nos miramos.

- Si mamá ya vamos - afirmé - Esto no se queda aquí eh luego terminamos la conversación - sonreí amenazándola con el dedo arrancándola una sonrisa tambien

Pasamos la tarde cocinando entre risas, hicimos para el postre un bizcocho con el que ambas acabamos de harina hasta las cejas por jugar a las peleas con ella en la mano pero jamás recuerdo haberme reído tanto y tan fuerte. Cada vez que no se daba cuenta miraba como se concentraba para hacer lo que fuera, con la lengua entre sus dientes y el ceño lo más fruncido posible, y me moría de la ternura que me producía esa imagen. De vez en cuando me regalaba alguna de esas sonrisas que automáticamente me contagiaba y yo solo podía pensar lo estúpidamente enamorada que estaba de esa chica rubia.

Nuestro momentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora