Lágrimas negras

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Me quité el maquillaje lentamente intentando observar como las células de este se quedaban pegadas al algodón con el que intentaba hacer desaparecer cada mancha. Me parecía de lo más interesante la verdad. Por mis mejillas había restos tambien gracias a las lágrimas. Eran como lágrimas negras.

Me metí bajo las sábanas de la cama agarrando mi teléfono como cada noche para ver las fotos pero algo llamó más mi atención, en la habitación de al lado se escuchaban los acordes de una guitarra y una voz muy familiar.

Lentamente salí de mi habitación para pegar mi oreja a la puerta, me deslicé hasta el suelo para quedar apoyada en el trozo de madera color caoba que nos separaba. Su voz era como angelical cuando cantaba cosas suaves, cosas que se salieran de su rutina. Podía pasar horas escuchando aquello sin importarme nada más. Los párpados me caían sin control, llevaba mucho sin dormir bien y aquello era lo más parecido a tenerla cerca que había encontrado asi que me dejé caer en los brazos de Morfeo.

Desafortunadamente una media hora más tarde esa puerta se abrió haciéndome caer bruscamente al suelo, consiguiendo que me despertase de golpe.

- ¿Ana? ¿Que haces ahí? - se agachó rápidamente a mi lado

- Te había oído cantar asi que quise escuchar más de cerca pero bueno salta a la vista que no duermo demasiado bien ultimamente - me pasé una mano por la cara

- ¿Te has hecho daño? - preguntó preocupada

- No tranquila, estoy bien - sonreí de medio lado levantándome finalmente del suelo - Siento haberte molestado - me dispuse a entrar en mi habitación

- Ana - me frenó - ¿Quieres escuchar desde dentro? - sonrió levemente

- ¿No voy a molestarte mucho? Ya es tarde - contesté realmente asombrada

- Si te lo digo es por que no me molestas ¿no?

- Si insistes - sonreí bajando mi cabeza unos segundos

Finalmente pasamos al menos una hora más sentadas en la cama, con ella tocando diversas canciones mientras yo solo me limitaba a mirarla, a admirarla mejor dicho por que con todo el pelo sobre la guitarra y esa cara de concentrada la encontraba realmente bonita.

- Te toca - me tendió la guitarra

- ¿Yo? Si soy un desastre con las cuerdas - reí aceptándola - ¿Que quieres que toque?

- La que te apetezca no se, la que sientas que quieres cantar - apoyó su cabeza sobre su mano

Pensé durante unos segundos.

- Lágrimas negras - espeté tras unos segundos de reflexión

- ¿Por? - preguntó curiosa

- No se, me apetece - mentí comenzando a tocar los primeros acordes

La cantaba con los ojos entrecerrados, sin darme cuenta que las lagrimas caían a borbotones por mis ojos como si de cataratas se tratase. No podía controlar las emociones que me invadían con esa canción ni lo apropiada que sentía que era en ese momento.

Cuando acabé, con la voz rota pero yo aun más, abrí los ojos. Mi sorpresa fue encontrarme una Mimi totalmente dormida, hecha un pequeño ovillo, con una mano sobre la piel expuesta de mi tobillo y la respiración pausada. No pude evitar sonreir enternecida. La arropé bien para que no cogiera frío.

- Te quiero mucho amor - dejé un beso sobre su frente antes de disponerme a salir de la habitación

Pero al darme la vuelta noté una mano aferrada a mi muñeca, al volver sobre mis pasos ví como sus dos esmeraldas estaban entreabiertas.

Nuestro momentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora