Nuestro momento

Amor

El sonido de un trueno golpeó mis pensamientos consiguiendo que abriera los ojos. No sabía que hora era porque todo estaba oscuro, me aterraba la oscuridad.

De repente noté como algo o más bien alguien se removía debajo de mi. Como un resorte me levanté de la cama para luego observar quien dormía a mi lado, no podía creerlo, era ella.

La cabeza empezó a darme vueltas, heché mis manos hacia ella metiendo mis dedos por el cuero cabelludo y cerré los ojos con fuerza deseando que esa imagen no fuera cierta, no podía haber hecho eso. Al abrirlos de nuevo observé que nada había cambiado. Mi estómago empezó a revolverse avisándome de que necesitaría vomitar en breves instantes a causa del alchol posiblemente ingerido.

Justo entonces noté como sus ojos comenzaban a abrirse dejando que el verde esmeralda iluminara la habitación unos segundos antes de que mi estómago diera el último aviso haciendo que saliera disparada hacia el baño. Me arrodillé frente al WC comenzando a vaciarme entera cuando pocos segundos después noté como alguien me sujetaba el pelo arrodillándose a mi lado.

- Tranquila amor venga - susurró

- No veas esto Mimi - volví a vaciar algo más

- Shh shh tranquila - acarició mi mejilla

No puedo explicar la sensación de ternura que aquello me dió, simplemente la miré probablemente con la cara más demacrada que podía existir en el mundo intentando sonreir decentemente en el medio de todo ese revuelto que tenía en el estómago. Me acercó a sus brazos envolviéndome contra ella, de manera protectora, como si quisiera ayudarme a dejar de pensar. Cerré los ojos unos minutos.

Antes de caer dormida noté como me cogía en brazos consiguiendo que mi mano, por inercia, agarrara su camiseta que no recordaba haber visto que anoche se la pusiera. Fue entonces cuando me dí cuenta de que yo estaba totalmente desnuda.

Me dejó sobre la cama con delicadeza dejando un suave beso sobre mi cabeza, agarró una camiseta de mi armario y me la puso sin despegarme un centímetro de la cama. Se sentó en el filo con una sonrisa triste mirándome fijamente.

- ¿Sabes una cosa?

Negué con la cabeza.

- Me encantaría acordarme de lo que pasó anoche

- Mimi... - musité bajando la mirada

- Ya sé que lo hicimos Ana eso es obvio porque aun me tiemblan las piernas pero me encantaría acordarme de todos los detalles, no se si me entiendes

- Si creo que si... - volví a musitar

- ¿Estás bien? - elevó mi cabeza desde la barbilla

- Si es solo que... en fin no se

- Que tienes novio, que yo también, que te hice daño...

- Mimi yo...

- Hey que no pasa nada - se secó con el dorso de su mano una lagrima rebelde - Yo ya sabía que iba a pasar esto tranquila - dejó una suave caricia en mi barbilla

- No es eso Mimi...

- Ana que no importa de verdad que yo te entiendo

- Mimi ¿me vas a escuchar? - conseguí captar su mirada - Que si, que cuando me he despertado me he acojonado pensando que había pasado porque yo lo último que quería era que todo fuese así pero que ojalá acordarme yo también sabes

Noté en medio de la oscuridad como sus ojos brillaban de ilusión consiguiendo que una sonrisa asomara por sus labios.

Como por arte de magia una punzada en mi cabeza me hizo gemir de dolor. Ella, preocupada, se acercó a mi apartándome un mechón rebelde de la cara.