La promesa

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Un nudo había anidado en mi estómago desde el momento en el que había odio hablar de el, ver como sonreía de esa manera al nombrarle como si realmente fuera alguien con importancia en su vida hacía que el sentimiento que tuve la primera vez que lo nombró como su novio volviera a mi. Y con ella la charla poco productiva que tuve con Miriam.

No sabía el motivo ni tenía claro querer saberlo pero necesitaba escuchar la voz de mi mejor amiga antes de decir algo que no debiera, cosa que solía pasarme mucho. Así que al terminar la charla salí de allí lo más rápido posible sin fijarme si ella me seguía o no, solo con el propósito de llegar fuera para marcar el número de Miriam.

El sol lucía caliente sobre mi cabeza a pesar de estar a finales de Septiembre, no había visitado Valencia nunca asi que tal vez ese fuera el temporal normal allí aun estando empezado el Otoño.

Desabroché mi chaqueta por el hecho de no tener calor excesivo y resbusqué en mi bolso en busca de mi teléfono móvil.

- ¿Buscas esto? - alzó mi iPhone entre su mano derecha con una sonrisa

Alzé la vista rápidamente al escuchar su voz.

- ¿Que haces con mi teléfono? - fruncí el ceño

- Relájate fiera - rió - Te lo habías dejado dentro cuando pasamos a la charla

- Genial - rodé los ojos antes de alzar mi mano para cogerlo pero lo apartó - ¿Que haces Mimi? Dámelo - espeté con firmeza

- ¿Se puede saber que te pasa? - puso aun más alto el teléfono para que no lo alcanzara

- Tú me pasas tú, devuélveme mi teléfono - bufé

- Pues ahora vas a tener que pillarlo - sonrió antes de salir corriendo

Bufé de nuevo, si pretendía que corriera detrás de ella como si tuviera 5 años lo llevaba claro, yo no haría algo tan infantil, era bastante más madura que eso.

- ¿Quieres ver tu precioso móvil nadando en el mar? - sonrió con malicia algo alejada de mi

Sin pensar salí corriendo tras ella que comenzó a correr mucho más deprisa hasta llegar a una especie de bordillo que daba línea directa con la playa. Lo saltó con una agilidad digna de cualquier atleta de élite que yo no pude imitar ya que nada más saltar sentí como caía al enorme hueco que debía haber entre aquel bordillo y la arena.

- ¡Ana! - escuché su voz acercarse hasta arrodillarse frente a mi - Dime que estás bien por dios

Intenté incorporarme con éxito hasta que volví a caer a la arena, algo mareada.

- Hey espera no seas impaciente que te has dado una buena ostia - rió

- Por tu culpa - recalqué musitando

Ví como negaba con la cabeza antes de notar como me elevaban del suelo.

- ¿Que haces? - intenté zafarme del agarre sin éxito

- Llevarte al hotel Ana

- Puedo andar

- Y callarte también puedes

- Bájame - intenté zafarme de su agarre una vez más sin éxito

- Como no te calles Ana te juro que te callo yo

- ¿Ah si? ¿Como pretendes conseguir eso porque no creo yo que...

No me dió tiempo a continuar con la frase cuando sentí mis pies de nuevo sobre el suelo ademas de sus labios pegados a los míos.

Tardé unos segundos en reaccionar pero no como debería. Deslizé mis manos por su cintura atrayéndola hacia mi hasta pegar su cuerpo por completo al mío. Ella tenía sus manos sobre mis mejillas. Intensificó el beso abriéndome paso en su boca a lo que yo respondí atacando su lengua con la mía. Me dirigió como pudo al lugar medio escondido al que había caído para pegarme a la pared de cemento de ese sitio. Apartó mi pelo detrás de mi oreja con suavidad sin separarse un milímetro de mi. El beso cada vez se intensificaba más batallando lenguas sin tener una clara ganadora hasta que succionó mi labio inferior causando un gemido leve en mi que la alertó a parar pegando su frente sobre la mía.

- ¿Que estamos haciendo Ana? - mordió su labio inferior

- Joderlo todo supongo

- Lo siento, de verdad - suspiró

- Mimi no lo sientes o no lo habrías hecho

- Ana

Me separé de ella intentando no ser muy brusca.

- No vuelvas a repetirlo ¿si?

Agarré mi móvil que había caído sobre la arena y a paso tranquilo abandoné ese sitio con una sonrisa inevitable en mis labios. Eso había sido demasiado para mi ritmo cardiáco que ahora ni siquiera se podría medir pero no estaba bien, ambas teníamos una vida paralela además de una vida pasada en la que ya suficiente daño nos habíamos hecho.

Cuando llegué al hotel pedí mi habitación, era una con vistas a la playa realmente bonita. Me deshice de toda la ropa que me sobraba y me tendí sobre la cama sin apartar esa sonrisa de mi cara, era imposible luchar por hacer que desapareciera.

Pasé un dedo por mi labio inferior notando aun la humedad que había causado en el sin poder evitar que una risita se escapara de mi garganta.

Cerré los ojos volviendo al momento vivido hace unos minutos acabando totalmente dormida.

No se cuanto tiempo pasó pero el sonido de la puerta me sobresaltó. Miré la hora, aun eran las 15:00, menos mal. Abrí la puerta encontrándome con un repartidor de Glovo que me miraba extrañado ya fuera porque me conocía o por la cara que debería llevar. Me tendió una bolsa de una tienda china y un sobre antes de irse sin saludar si quiera. Cerré la puerta con el pie antes de sentarme sobre la cama con el sobre entre mis manos. En el había una nota.

Como ya sé que no vas a bajar a comer pues ya sube la comida a por ti. A la próxima cállate Ana Banana

Negué con la cabeza sonriendo sin pensar que hubiese sido capaz de tener la cara de decirme eso por nota pero tambien por el detalle de no querer presionarme a hablar de nada, por haberse tomado la molestia de comprarme la comida solo porque sabía que yo no iba a comer por mi propio pie.

Agarré mi teléfono buscando su contacto.

Mi Mimi ❤

Intenta evitar tus instintos por callarme la próxima vez Mimi

Sonreí victoriosa antes de atacar la comida que el repartidor había traído para mi.

Adoraba la comida china por el hecho de que antes de que todo cambiara siempre íbamos a comer chino, ella lo adoraba, la traía muchísimos recuerdos de su estancia en esa gran ciudad además de que estaba realmente deliciosa.

Una vez terminé recogí todo lo que había ensuciado con la comida, me agarré el pelo en un moño algo menos desenfadado que siempre y noté mi móvil vibrar en mi bolsillo.

Mi Mimi ❤

Date prisa en bajar anda que tenemos que ir andando

Andando? Estás loca?

Está a 10 minutos iya

Y porque no pediste un Cabify? 😒

Ana de verdad como sigas sin callarte me vas a hacer muy difícil cumplir mi promesa

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal causando una pequeña risa nasal en mi.

¿Cuanto aguantaría cumpliendo esa promesa que ella misma se había impuesto? ¿Realmente quería que la cumpliese?

Nuestro momentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora