Giré la llave sobre la cerradura con todo el sigilo que pude, suponía, o más bien esperaba, que al levantarse tan temprano ya estuviera metido entre las sábanas pensando que me había quedado en el estudio más de lo debido ese día. Pero si hay algo que me caracterizaba era que las cosas nunca solían salir como quería asique me encontré un Miguel Ángel andando de un lado a otro con las manos entre su pelo oscuro con aspecto bastante preocupado.
No se percató de mi presencia hasta que me hayé delante de el con una expresión de preocupación por encontrarle en aquel estado.
- Ana - susurró
En aquel momento casi creí que no acabaríamos discutiendo por aquello pero ese pensamiento desapareció muy rápido.
- ¿Donde coño estabas? ¿No eres capaz tan siquiera de avisarme? ¿Sabes acaso lo preocupado que estaba? Apunto he estado de llamar a la policía ¿donde cojones tienes el teléfono? - fue elevando el tono de voz
Mi ceño se frunció. Nunca me había hablado de esa manera, no diría que no tenía motivos para enfadarse pero no permitiría que nadie me alzara la voz porque nadie tenía derecho a hacerlo.
- Lo primero no me grites que oigo muy bien - fruncí aun más el ceño - No te he querido decir nada porque no pensaba llegar tan tarde eso es todo
- Eso no responde a nada de lo que te he preguntado - se cruzó de brazos
- Estaba en casa de una amiga - suspiré - No te avisé porque te vuelvo a repetir que no sabía que iba a llegar tan tarde, cuando he mirado la hora me he dado cuenta de que seguramente estarías preocupado por mi asique he vuelto, aqui me ves. El teléfono ni siquiera lo he mirado
- ¿Que amiga? - se le tensó la mandíbula
- ¿Que importa eso ahora Miguel? - rodee los ojos
- Mucho importa sobre todo porque si no me dices el nombre es porque algo me quieres esconder - escupió con frialdad
- Mimi he estado en casa de Mimi - respondí sin pensar
La tensión se podía cortar con un cuchillo en aquel momento. Su piel facial se tornó algo roja, sus manos se apretaron en forma de puños y la vena de su cuello se marcaba pronunciadamente.
- ¿Que hacías ahí? - bufó
- Me explicaba lo que había que hacer en las próximas entrevistas de promoción que tenemos - me encogí de hombros
- Pues no quiero verte lliendo a su casa más Ana ¿tienes idea de lo que podrían decir? - hechó las manos a su pelo de nuevo en señal de agotamiento - Pueden pensar que sois pareja
- ¿Eso es lo único que te preocupa? ¿Perder tu etiqueta de "Novio de Ana Guerra" con la que has conseguido abrirte puertas?
- Lo que me preocupa es lo que te pueda repercutir a ti tenerla en tu vida otra vez
- Lo único que me repercute a mi tener en mi vida eres tú - escupí con algo de rabia
Chasqueó la lengua negando con la cabeza repetidas veces. Segundos despues abandonó con ese mismo gesto lo que consideraba nuestra casa.
Varias lagrimas resbalaron por mis mejillas sin control. Tal vez había sido demasiado dura con el pero me daba la impresión de que pensaba que no era capaz de hacerme valer yo sola.
Desde que nos conocimos se había ocupado de cuidarme, de tratarme como a una princesa. Me hacía sentir bien tenerlo a mi lado.
Pero no voy a negar que mi carrera se hundió por momentos cuando los fotógrafos sacaron la primera imagen que confirmaba que había algo más que amistad. Todo el mundo se puso en mi contra diciendo que no sabía estar sola, que necesitaba un hombre a mi lado. Me llegaron a llamar hasta cosas verdaderamente obscenas por que, desde su punto de vista, no había guardado el luto a Jadel tras nuestra ruptura.
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Nuestro momento
FanfictionCuando la carrera de Ana Guerra empezó a caer en picado gracias a su relación con Miguel Ángel Muñoz su discográfica decidió ayudarla a relanzarla más movidos por el dinero que ella había generado tiempo atrás que por un verdadero afecto a la artist...