Yo tardaba más bien poco en terminar de cambiarme de ropa para salir de nuevo a la calle, ella era todo lo contrario. En realidad éramos completamente distintas en todo, como el agua y el aceite, pero nos sabíamos complementar muy bien, nos dábamos mucho equilibrio.
Llamé a la puerta de su camerino una vez yo estuve lista, lo único que recibí de su parte fue una afirmativa para que entrase así que la hice caso sin imaginar que me la encontraría únicamente con el tanga puesto. Creo que mi cara lo dijo todo, los rubores subieron a mis mejillas calentándolas rápido.
- Cierra mujer - rió ella
Cuando me dí cuenta de que había dejado la puerta ligeramente abierta sonreí tímidamente antes de cerrarla con el pie. No sabía bien porque me daba esa timidez después de todo.
- Ana - rió - Pero ¿que te pasa?
- N-nada - musité mirando al suelo
- A ver - espetó acercándose a mi con el pantalón como única prenda puesta - Dime que no te da vergüenza verme las tetas por favor, que te las tienes muy vistas
- ¡Mimi!
- Es que es la verdad - se encogió de hombros
- ¿Podrías porfavor mantener una distancia prudencial? - musité
- ¿Por? - rió con suficiencia
- Mimi - susurré ya mirándola a los ojos
- Te pone nerviosa tenerme tan cerca - susurró acercándose peligrosamente a mi cuerpo
- No - susurré de nuevo apretando mis puños reculando hacia atrás
Mierda, una pared, ahora si que estaba perdida.
- Así que no te pone nada de nerviosa ¿verdad? - acabó con nuestra distancia pegando su cuerpo al mío
Negué con la cabeza a la vez que sentía su aliento sobre mis labios cada vez más cerca y la humedad de mi centro crecía. Rozó un par de veces sus labios con los míos llevándome a un punto de locura, de necesitar sentirla de nuevo contra mi.
Sin más atrapé sus labios pero se apartó con una sonrisa de suficiencia.
- Me tengo que vestir - me guiñó un ojos antes de agarrar su camiseta
- Hija de puta - susurré
No tardamos mucho en llegar al hotel, no estaba muy lejos de allí. Nos despedimos de nuestros mánagers en recepción ya que decidieron ir a brindar con vino, cosa que nosotras ya habíamos hecho con el equipo nada más salir del escenario.
Nos dieron la llave de nuestras habitaciones que se encontraban en el mismo pasillo y subimos en el ascensor únicamente dadas de la mano sin pronunciar una sola palabra, pero sin ser un silencio incómodo, con ella nada podía serlo.
La primera puerta que había era mi habitación así que cuando llegamos abrí la puerta pero ella me agarró la muñeca antes de que entrara.
- Buenas noches Banana - sonrió
- ¿No vas a dormir conmigo? - elevé una ceja
- Oh.. ¿quieres? - noté como se la iluminaban los ojos
- Claro que quiero - dije, como si fuera lo más obvio del mundo
- Dame un minuto que voy a por mi pijama
- ¿Que pijama te piensas que vas a necesitar? - sonreí pícara
- Hombre no es plan de bajar mañana a desayunar desnuda ¿no? Tendré que coger ropa también - rió

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Nuestro momento
FanfictionCuando la carrera de Ana Guerra empezó a caer en picado gracias a su relación con Miguel Ángel Muñoz su discográfica decidió ayudarla a relanzarla más movidos por el dinero que ella había generado tiempo atrás que por un verdadero afecto a la artist...