No quiero perderte

1.7K 101 5
                                    

Al abrir los ojos ví los suyos brillar con la misma intensidad que hacía unos minutos, como si me deboraran sin necesidad de quitarme la ropa allí mismo.

Mi último atisbo de autocontrol me separó completamente de ella para salir disparada hacia algun punto con tal de no tener su aliento sobre mis labios, lo que sin lugar a dudas desataría otra guerra que volvería a no tener clara ganadora.

A saber como fui a parar al baño medio tambaleádnome a causa de la cantidad de alchol ingerida. Me planté frente al espejo del lavamanos y me miré los labios, que lucían hinchados con todo el pintalabios alrededor como si me hubiera sangrado la boca. Enterré mis manos en mi pelo dejando los codos apoyados sobre el lavamanos, arrepintiéndome de lo que acababa de hacer o creyendo que lo hacía.

Ella tenía novio, yo tenía novio aunque hiciera semanas que no supiera nada de el. Ambas teníamos una vida creada lejos la una de la otra que no volveríamos a unir, ya terminó suficientemente mal la primera vez.

La puerta se abrió dejando paso a la misma rubia que hacía minutos había estado literalmente sin ninguna distancia frente a mi. Al instante me tensé asique me erguí todo lo firme que pude quitando las arrugas inexistentes a mi pantalón.

- Ana - se acercó a mi poniendo una mano sobre mi antebrazo

- Mimi no - rehuí de su contacto - Lo que he hecho no es de ser responsable, ni coherente, ni siquiera de ser buena persona - volví a enterrar mis manos en mi cuero cabelludo - Te he faltado el respeto, te he deshonrado, yo... - comenzé a dar vueltas por el poco espacio que allí había

- Ana mírame - agarró mis antebrazos haciéndome parar frente a ella con nuestras miradas conectadas - No es solo culpa tuya, yo no me he apartado ¿vale? las dos tenemos algo de culpa pero ya está hecho, lo único que no quiero es perderte - sus ojos se tornaron aguados

- Lo siento Mimi - una lagrima cayó por mi mejilla - Siento todo lo de hoy, lo de hace años, lo que pasará en un futuro, lo siento mucho - otra lagrima cayó sin control

- Hey hey - puso sus manos sobre mis mejillas secando asi las lagrimas - No sientas nada que no sea bonito porfavor - sonrió de medio lado

Una tímida sonrisa se escapó de mis labios.

- Vamos a seguir con nuestras vidas ¿te parece bien? - espetó con tranquilidad

- Me parece estupendo - sonreí algo más

Ella acompañó mi sonrisa tambien.

Tras esa noche no volvimos a hablar, de vez en cuando me mandaba algún mensaje preguntando como estaba pero nada más hayá de cuatro palabras alargadas para engordar un poco. No sabía si quiera que decirla, desde aquel beso no había dejado de pensar en ella ni un solo minuto, de hecharla de menos, de maldecirme por haberlo tirado todo a la basura por un impulso estúpido inpropio de mi.

Cuando llegó el día de nuestro primer concierto que sería en Valencia una sensación extraña en la boca del estómago se apoderó de mi desde las 3:00 de la mañana. Cansada de dar vueltas decidí levantarme a desayunar pero al ver el aguacate sobre mi encimera esa sensación solo empeoró, supongo que no podía evitar acordarme de ella a todas horas pero ahora mismo no era lo más necesario si me quería mantener en calma.

Preferí ir a ducharme directamente, el agua me vendría bien para disipar cualquier tipo de pensamiento que se relacionara con ella. No funcionó porque el solo roce del agua sobre mis labios me hacía recordar los suyos, delicados, con miedo a deshacerme pero sin cuidado alguno en absorber cada parte de los míos.

Salí de la ducha antes de lo esperado, me enfundé una camiseta básica junto con una falda de tubo y me dispuse a poner a calentar la plancha del pelo.

Esa misma mañana teníamos una charla en una universidad de Valencia para aquellos que no pudieran asistir al concierto, aunque a decir verdad se había hecho Sold Out en casi todos gracias a ella como podía suponer. Aun tenía una hora por delante hasta que vinieran a buscarme para ir al AVE.

Revisé mi móvil pero no ví nada importante fuera de varios mensajes de mi padre y de Miriam deseándome suerte.

Sentía la necesidad de contarle lo que pasó aquella noche a Miriam pero me daba pánico aceptarlo en voz alta, estos últimos días había deseado con toda mi fuerza de voluntad olvidar lo ocurrido pero no lo sacaba de mi cabeza por mucho que me apretara en busca de algo nuevo en lo que pensar. Cuando me pasaban ese tipo de cosas ella era la que me daba la charla perfecta para hacerlo desaparecer pero sabía que iba a reaccionar de forma diferente al tratarse de alguien que realmente tambien forma parte de su vida. Bastante juzgada me sentía ya por mi misma como para ver una cara decepcionada con toda la razón del mundo.

Una vez alisé mi pelo todo lo que el tiempo me permitió me maquillé las ojeras que se alojaban en mis ojos para disimularlas un poco, me enfundé el chaquetón y salí de casa notando como esa sensación con la que me había despertado crecía a medida que el ascensor bajaba de pisos.

Frente a mi portal se encontraba un coche negro. Tragué saliva con fuerza, no sabía como reaccionar ante la inminencia de volver a verla tras lo que había hecho aunque ella hubiese insistido en olvidarlo. De repente la ventanilla del vehículo se bajó dejando ver una melena rubia sobresalir.

- Vamos Banana que al final llegamos tarde por tu culpa - sonrió ampliamente

Una tímida sonrisa apareció en mis labios tambien, por inercia comenzé a andar aunque en mi cerebro comenzara a cortocircuitar por momentos. 

Me subí por la otra parte del coche, dejé mi bolso en medio de las dos mientras me abrochaba el cinturón y miré de reojo hacia ella que observaba mis movimientos.

Una vez terminé colocé mi cabeza sobre la ventanilla rompiendo el poco contacto visual que teníamos.

El coche arrancó y yo entorné los ojos para que ese momento pasara lo más pronto posible.

- Ana

- ¿Si?

- Sabes que sea lo que sea que te pase puedes contármelo ¿verdad?

Desvié mi mirada hacia ella con una tímida sonrisa en mis labios. Tras unos segundos de compartir miradas asentí levemente hasta volver a mi posición inicial. Segundos después noté una mano sobre la mía, encima de mi muslo.

Observé ese pequeño gesto de mi mano al apretar levemente sus dedos entre los míos como por necesidad de que no se separara nunca de mi igual que observé de reojo su sonrisa al notarlo.

- Mimi - casi musité

- Dime

- Que yo tampoco quiero perderte

Nuestro momentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora