Capítulo 41: All i could do was cry

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  -Eres lo mejor que me pasó en la vida y te amo mucho, mucho, mucho...- dijo con una voz débil. – Nunca me dejes, no puedo vivir sin ti, ya no sé vivir sin ti y tampoco quiero aprender nunca...- sollozó. – Murdoc, no me odies cuando me muera ¿ok? Sólo dime que me quieres mucho y que no me voy a pudrir en el infierno, eso es todo...

-¿Estás borracho? – preguntó el pequeño Murdoc, de 10 años, al Miles borracho y de ojos húmedos frente a él.

-Sí. –dijo – Estoy borracho, estoy enfermo como la mierda, voy a vomitar en cualquier jodido momento y te amo mucho. Y esa es toda mi maldita verdad.

Murdoc tomó su mano, la seriedad en el rostro de Miles le tomó desprevenido.

De pronto, se sintió cómodo para ser sincero, quizá porque pensó que Miles no podría recordar nada de lo que dijera, o quizá porque siempre había querido decirle lo que estaba por salir de su boca.

-También te amo, viejo. – y sonrió, con la sinceridad y el calor con la que sólo un niño puede-Jamás había amado a nadie como te amo a ti. Tú eres...

Murdoc se despertó súbitamente por el tono al máximo volumen de su celular. No había contestado aún, pero ya sabía lo que iban a decirle. Definitivamente era una llamada que no quería.

Descolgó la llamada, pero sus dedos le temblaban y sentía la garganta seca y apretada.

-...¿Hola? – soltó.

-Es Miles.

La voz de Maseo fue como un áspero raspón en el asfalto. Serio, seco, increíblemente doloroso y también surrealista y devastador.

Murdoc no dijo nada, simplemente colgó la llamada.

Miró al vacío, tratando de encontrarse a sí mismo, para poder ser capaz de moverse o emitir algún sonido que lo regresara a la realidad, o que lo despertara de aquella pesadilla.

Finalmente logró encontrar su voz rota en algún lugar de su garganta, al mismo tiempo que algunas lágrimas brotaban de sus ojos.

-Tú eres todo lo que tengo...- dijo, culminando aquella línea que había quedado inconclusa en los recuerdos - ¿Cómo diablos se supone que viva sin ti?

Se encorvó para abrazarse a sus piernas y enterrar el rostro entre sus rodillas temblorosas.

-Tampoco quiero aprender, Miles. Sólo quiero estar contigo por siempre, no parece algo tan exigente ¿por qué no puedo siquiera tener eso? – sollozó.

Y entonces las mismas palabras que rondaban por su cabeza aquella misma noche cuando Miles comenzó a besarle la cabeza entre berreos le sobrevinieron.

¨Amar a alguien así... ¡Oh! ¿Cómo algo puede herirte tanto y hacerte tan feliz? ¿Cómo puede algo tan aterrador ser así de hermoso?¨

Pero no se sintió reconfortado, él simplemente lloró con más fuerza.

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Buenas noches. A veces sentirse miserable te inspira a escribir y hoy me siento bien miserable. Estoy llorando y devastada porque un asiático dejó un grupo que me gusta y me quiero suicidar, perdón. Y ustedes tal vez pensaban que estaba muerta, ojalá, pero no. Perdón por eso también.


Rain Dogs (2doc AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora