Capítulo 11: Azure.

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Murdoc y Maseo entraron al edificio y subieron las escaleras. Murdoc le dio las buenas noches a Maseo y entró en el cuarto de Noodle. La encontró en el suelo, con los audífonos puestos, rodeada de bolsas de papitas.

-Maldita mocosa, dijo que no se estaba comiendo las papas.- dijo avanzando hacia la chica.- ¨Subo de peso porque ustedes compran mucha pizza, Mudz. Yo como bien. Lo que pasa es que si te la pasas haciendo pesas no se te va a notar toda la basura que comes¨- soltó en un tono agudo, imitando a la adolescente.

Le quitó los audífonos y la tomó en brazos. Escuchó la canción en reproducción al separar los audífonos, se dio cuenta de que Noodle también había mentido al decir que no escuchaba eso que ellos llamaban ¨Jazz moderno de blancos¨ la música de Amy Whinehouse se reproducía en su ipod. Aquello no le importó, la música sonaba pegajosa y parecía un poco inspirada en lo clásico, escuchó unos momentos antes de apagar el ipod y soltó una pequeña risa, no estaba mal. Pero eso no quitaba el que ella se hubiera comido sus papas.

La puso en la cama, la arropó y le dio un beso en la frente.

-Ni siquiera me puedo enojar contigo por esto. – suspiró.- Pero voy a comenzar a esconder las malditas papas si no te controlas.- rió.

La miró unos segundos, le acarició la cabeza y se fue a su cuarto.

Entró suspirando pesadamente, cerró la puerta y comenzó a desnudarse, pero algo le pasó por la mente mientras lo hacía.

¨¡Eso fue aterrador!¨ Aquello había herido su ego ¿Realmente lo había sido? No era esa su intención, ni siquiera estaba pensando claramente cuando lo hizo.

-Que te jodan, Maseo.- gruñó.- Y que lo haga tu novia, porque yo no. Maldito creído...

Al quedar completamente desnudo se acercó al espejo.

-Aterrador, dice...¡Ni que estuviera tan feo!- dijo mirándose detenidamente. – No desde que empecé a ejercitarme, al menos... ¡Agh! ¿Qué coño me sucede?-gritó disgustado, él nunca dudaba de sus atractivos físicos y ahora parecía una adolescente acomplejada.- ¡Estaba duro! ¡Esa es toda la prueba que necesito! ¡Yo lo hice bien!- gruñó, poniéndose la bata con violencia.

Salió de la habitación con pasos sonoros y fue hasta la habitación de Maseo, abriendo la puerta de par en par. El afroamericano despertó por el ruido de la puerta siendo abierta y miró a Murdoc confundido.

-¡Vete al carajo, Maseo! ¡El tamaño de tu culo es lo aterrador!

-¿Me miras el culo?- preguntó incorporándose.

-¿¡Qué mierda te acurre, viejo!?- gritó indignado.

-Lo sé, viejo. Lo siento. Mi novia empieza a afectarme.- soltó algo apenado.- Tienes que admitir que el hecho de que vivas de sexo casual es...

-¡Agh! ¡Váyanse a la mierda los dos!- gritó.

Cerró la puerta con la misma violencia con la que la había abierto y volvió a su cuarto.

Se puso su pijama mientras maldecía a Maseo con todas las mentadas de madre que se sabía.

Se acostó en su cama y miró el techo un rato.

Cerró los ojos, pero las imágenes de lo que había hecho hace un rato lo azotaron como si de un fuerte golpe en la cabeza se tratase, y tuvo que volver a abrirlos.

-Carajo, debo estar realmente ebrio si sigo pensando en eso.- dijo pasándose una mano por el pelo.

Volvió a cerrar los ojos y se tapó con las sábanas. Pero el resultado volvió a ser el mismo. Recordaba todo con lujo de detalles. Aun cuando ni siquiera lo vio muy bien ni le había visto los ojos siquiera.

-¡Agh¡- gruñó dando vueltas en la cama.

Recordaba lo delgado que era el cuerpo de aquel chico, lo delicada que le pareció su cintura, el calor que envolvió su pierna cuando la coló entre las ajenas, la suavidad de aquel cabello azul, lo tersa y blanca que era aquella piel, lo encantadora que la pareció la imagen del cuello ajeno marcado por él mismo y la sensación que lo recorrió cuando escuchó aquel gemido ahogado salir de esa boca de labios suaves y rosados...

-Mierda...- soltó.

Se retiró la sábana de encima y le hizo frente a su realidad. Tenía una erección.

-¡Carajo!- dijo mientras se bajaba los pantalones con una mano y sacaba una caja de pañuelos del cajón de la mesita de noche con la otra.

Miró su erección con algo de rabia y se escupió la mano.

-Maldición. –gruñó.

Tomó su hombría en una mano y se tapó la boca con la otra para no hacer ruido. Luego de frotar el falo unos momentos recordó su propio consejo. Se levantó como pudo, fue a su mini nevera, sacó un pequeño recipiente lleno de hielo y metió su mano adentro, la dejó adentro unos momentos y luego la sacó. Regresó el recipiente a la nevera, volvió a la cama y comenzó de nuevo.

En cuanto volvió a tocarse se le escapó un suspiro. Hacía bastante tiempo que no hacía lo del hielo, y le estaba funcionando realmente bien.

Terminó en cuestión de unos minutos y se limpió con los pañuelos. Se echó hacia atrás y suspiró.

-Carajo...Espero que el chico también siguiera el consejo. Eso estuvo bien.- dijo divertido, volviendo a acostarse.

No le tomó mucho tiempo quedarse dormido. A la deriva, soñando, de un humor azul cielo.

Mientras tanto, un chico peliazul que no fue escuchado en el departamento de al lado al llegar a casa, buscaba algo ansioso algo de hielo en su nevera.

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Esto es una parodia de la película a dream for an insomaniac y la creencia de que los orgasmos producen sueño en los hombres, no intenten buscarle sentido, sólo me salió xD Creo que un capítulo con este contenido con esta canción en particular resulta cómico también, no sé xD

Rain Dogs (2doc AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora