Capítulo 34: Why don't you do right?

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      Murdoc no tenía idea en aquel momento de hasta qué punto las cosas no iban a marchar bien.

Lolly andaba de un lado a otro, observando las decoraciones y criticándolas sin ninguna misericordia, gritándole a Miles por no comprar cosas más caras o más bonitas. Ella quería que todo fuera reluciente y lujoso, y sentía que Miles debía complacerla a toda costa.

Las flores , las decoraciones y la comida hubiesen estado bien para cualquiera, pero no para Lolly.

Lolly estaba acostumbrada a ser caprichosa y demandante, y siempre tenía que tener todo lo que quería.

Murdoc hubiese mandado al diablo a cualquiera que le gritase de esa manera, pero tenía que mirar como Miles se disculpaba y le suplicaba por perdón.

Los ojos de Lolly estaban inyectados en furia y los de Miles estaban húmedos.

A Murdoc le pareció que las lágrimas prematuras cristalizando los ojos de Miles reflejaban todo el dolor que se había ahorrado antes de conocer a Lolly, y todo lo que quedaba de la buena imagen de Murdoc en el amor se vino abajo.

Aquella noche, Murdoc se despertó en la madrugada por un ruido y fue a parar frente a la habitación principal, que pertenecía a Miles y Lolly.

Se asomó para mirar lo que sucedía por la apertura de la puerta medio abierta.

La imagen de Miles llorando, aferrándose a las piernas de Lolly y suplicándole que no lo dejase lo perseguía todavía, acechándolo como un lobo hecho de pesadillas persiguiendo a un conejo hecho de recuerdos.

Después Lolly le dijo que era patético.

-Me recuerdas tanto a ella.- dijo, frotando su pómulo enrojecido contra aquella pálida rodilla.- Mi mamá jamás regresó, Lolly...No puedo perderte también.

Él se levantó para besarla y ella no se movió.

Miles la llevó a la cama, murmuraba con la voz rota mientras le quitaba la ropa.

-No me abandones, Lolly...- susurró.- Te amo, te amo tanto...

Entonces el comenzó a llorar de nuevo, mientras escondía la cara en su cuello.

-Te amo, te amo...Estoy enloqueciendo, Lolly...Estoy destruido, me estoy rompiendo de nuevo. Por favor, no me dejes.

Y porque Lolly necesitaba que la necesitasen, porque siempre había estado sola, porque sus padres nunca la miraron ni le dieron la mínima pizca de amor...Ella envolvió a Miles en sus brazos.

-Házmelo.- dijo.- Házmelo ahora.

Ahora ella también tenía los ojos húmedos.

-Dime que me necesitas.- dijo contra su oreja.

Miles lloró con más fuerza.

-Te necesito, te necesito tanto...-sollozó.

Entonces ella le ayudó a él a quitarse la ropa y se hundieron el uno en el otro, como si nada doliera.

Las manos de Miles coloreaban la piel pálida y desnuda de Lolly en cada toque, y él no sabía si sus ojos lagrimeaban por lo intenso de sus emociones o si era por lo hermosa que pensaba que ella era.

¡Ah, cómo se parecía a su madre cuando Lolly ponía aquella cara llena de lágrimas!

La madre de Miles era prostituta, y trabajaba en casa.

Él nunca participó en los encuentros, pero a veces los clientes pagaban porque él mirara.

La cara de orgasmo de su madre y la de Lolly eran la misma y ambas sonaban igual.

Sus pieles se llevaban quizá dos tonos de diferencia, pero se coloreaban en los mismos lugares.

-Te amo, te amo...-dijo, mientras deslizaba la cara entre sus muslos colorados.- Está bien si me lastimas, sólo quédate.

El pelo negro y liso de Miles se deslizaba como agua en la piel pálida de Lolly.

Y Murdoc miró todo desde la apertura de la puerta.

Su rostro estaba casi tan imperturbable como su verga, y sus ojos también estaban húmedos.

¡Oh, el dolor de ver a quien amas aferrarse a la auto-destrucción sin entender por qué!

¡Oh, aquellos amargos recuerdos que todavía perduran!

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Esta canción es un auténtico clásico, es una de las voces más sensuales que he escuchado. Lamento tener que seguirlas lastimando, pero ustedes ya saben que lo peor no ha llegado todavía ¿verdad? Gracias por leer, las amo.

Rain Dogs (2doc AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora