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Tenerlo entre sus brazos, sentir su suave y pequeño cuerpo era el condenado cielo.

Los suaves jadeos que escapaban por su boca al momento que finas líneas de besos se esparcían desde su cuello hasta sus labios, empezando así otro dulce beso.

Apenas Taehyung le dió su consentimiento, Jungkook no lo pensó más y atacó aquellos suaves y apetecibles labios que lo llamaban desde hace mucho tiempo. A pesar de que estaba casi que completamente segado por el deseo, se permitió apreciar y acariciar al chico sobre el, Taehyung era simplemente el, una belleza, el ser más testarudo y hermoso que pudo haber conocido, el chico que logró robar su corazón y por el que se volvería loco si faltaba en su vida.

Porque era así, solo Taehyung podía ayudar a un tipo como él, un cobarde y para nada interesante lobo solitario.

Sus manos viajaron a la cintura del chico, mientras con cuidado olfateaba y se encargaba de dejar marcas en aquel cuello, aquél guardián del más delicioso aroma del mundo.

La noche y la luna llena era testigo de aquél encuentro, aquél que debía darse para aquellas almas destinadas que se amaban tan profundamente, aquellas que ahora se entregaban en cuerpo y alma la una a la otra.

Sin perder el control, Jungkook se encargó de sacar aquella camisa que aún poseía por encima el olor de aquél alfa que dejó medio muerto en el bosque. El solo pensamiento lo hizo gruñir y por ende, sacó la prenda mucho más rápido para después restregar sus manos por aquél delicado torso, su rostro pasó después para así dejar en claro que solo su olor debía estar en Taehyung, solo el suyo, nadie más.

—Ko..Kookie.— Ah... esos jadeos eran la gloria, Taehyung hacía todo tan malditamente sexi.

—Eres solo mío bebé— Era ahí, donde el perro hacía su aparición, casi tomando el control de Jungkook.

Casi, porque Jungkook aún tenía algo de razosinio y de verdad no quería sonar muy posesivo, de verdad amaba a Taehyung, y por lo tanto, no quería que se sintiera como un objeto, ese Omega siempre sería lo más preciado para su vida, incluso si aún bajo los efectos del celo le decía millones de veces que sí, el sabía que Taehyung siempre sería dueño de sí mismo.

Pero ahora, el calor se aconglomeraba en ambos cuerpos, que ante caricias y besos se iban despojando lentamente de sus prendas para más comodidad.

Taehyung tomando iniciativa comenzó a restregar su tracero con el bulto que se hacía en los pantalones del pelinegro, y que chocaba casi que directamente con su necesitada entrada.

Los gemidos y palabras incoherentes no paraban de salir de su boca, solo quería que el calor bajara y el dolor que sentía abajo acabara, todo era tan tortuoso pero placentero a la vez, pues aquellas manos lo recorrían y tocaban como si de porcelana se tratace, sus labios eran besados de manera tan suave y ni se diga de aquellas palabras tan dulces que Jungkook le dedicaba, el brillo en los ojos del alfa le dejó en claro que no había vuelta atrás, solamente podía ser él, nadie más.

Jungkook se tomó el trabajo de acostar a Taehyung de manera suave en la cama, y terminó por despojarlo de todas sus prendas, dejándolo así completamente desnudo. Con ello pudo confirmar una vez más, la belleza natural que aquél Omega poseía.

Acto seguido, Jungkook se quitó la camisa y los pantalones que llevaba puestos, mientras un desesperado Omega jadeaba y se tocaba esperando por que aquél gran alfa estuviera con él. Jungkook lo notó, Taehyung se removía impaciente por sentirlo otra vez.

—Calma bebé, aún tenemos toda la noche.— Susurró Jungkook en el oído de Taehyung, para después morder el lóbulo de su oreja sacando así otro jadeo del Omega.

🍃Solitario 🍃 OMEGAVERSE [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora