Prefacio

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"Si me hubiesen pedido darle forma al cielo en la tierra, para que pareciese un jodido ángel puro y redentor, sólo hubiese necesitado sus ojos...Esas puertas del alma donde me he colado a la fuerza y me he quedado atrapado para jamás salir"

***

Se ha convertido en un maldito reto.


No suelen dejar aprendices a mi cargo si no están seguros de ser los mejores, que tienen la capacidad de seguir mi ritmo y mis exigencias; porque de lo contrario, puedo convertirme en su peor pesadilla, en el peor gilipollas que se le ha cruzado en el camino. Les exijo como si fueran expertos profesionales con años de práctica; no tolero un puto error, se los hago pagar con trabajo en archivo que los alejará horas del quirófano o les quitará bastante de su preciado tiempo libre. Sin embargo, ahora parece que el reto hubiese sido para mí.

El maldito jefe encargado me ha tocado y cogido de las pelotas al mandarme una niñata sin gracia e inexperta en todos los sentidos, con cuerpo de quinceañerita y un carácter de mierda que sólo parece tener conmigo. Lo que no entiendo es por qué no paro de detallar su foto como si quisiera grabarme cada detalle en su rostro. Se siente retorcido, incluso para mí.

No llevo más de cuatro semanas de conocerla y no hay día que no me piquen las manos cada vez que la veo.

He intentado mantenerla alejada, hacer de su residencia el más molesto de los infiernos, trato de no topármela más de lo necesario y evito a toda costa los ascensores. No soy bueno luchando con las ganas de acorralar a una mujer en espacios cerrados, menos a una con labios de un rosado intenso, de ojos azules tan profundos como la fosa de las Marianas, pero rodeados de pestañas largas y oscuras, los mismos que no abandonan mis sueños y deseos más retorcidos desde que tengo conocimiento de su existencia.

Tiene tantas facetas y matices que no logro decidir cuál quisiera pervertir primero.

Esta situación es ridícula, parezco un adolescente hormonado cada vez que la veo.

Puedo tener a las mujeres más atractivas, con sus atributos en el punto exacto para endurecer mi polla con sólo detallarlos; no una chiquilla de veintitrés que no tendría ni la más mínima idea de cómo mamar sin morder.

Estoy seguro que le heredó los pechos a su padre. A pesar de tener caderas anchas y piernas torneadas bastante apetecibles, no es mi tipo.

De verdad, ¿por qué ella? ¿Qué tiene esa mirada que es capaz de hipnotizarme?

Estoy por creer que debe manejar algún tipo de brujería, no le encuentro otra razón a estas ganas locas que tengo de follarme su boca y pasar mis manos por toma su pequeña anatomía, enredarme en esas cuerdas oscuras que se desprenden de su cabeza y parecen tan gruesas... tan sedosas. Ella encajaría a la perfección sobre mi escritorio sin sobrarle un centímetro, mientras me deshago en su interior una y otra vez.

Suelto un gruñido de frustración y me empino lo que resta del whisky.

Me siento inútil, no suelo sacarle excusas a Claudia para no tener sexo. Normalmente soy yo quien busco el contacto físico, pues es la mejor manera que encuentro para comunicarme y al parecer es la única en la que logramos entendernos.

No hace más de un mes que llegué de un viaje de reconciliación con mi esposa y ahora no paro de pensar en esa bruja con cara de ángel que veo todos los días en el hospital. No quiero aceptar en voz alta cuánto la deseo, o cuán desesperante me parece este sentimiento de querer poseerla en todo momento y en cualquier rincón.

¿Y sí lo hago para calmar las ganas y así la dreno de mi sistema?

—¡No! —Niego con rabia y tiro de mi cabello—. No puedes ser tan gilipollas, Mario. Esa chiquilla no es para ti, no es tu tipo, está completamente fuera de tus estándares. Aparte, una vez más prometiste serle fiel a tu mujer. Inténtalo por lo menos, cabrón —murmuro rabioso mientras sirvo otro vaso con whisky.

Ni siquiera suelo beber tanto ¿Qué mierdas me pasa? No le encuentro sentido a nada de esto.

Soy un jodido enfermo, estoy vacío y cada vez me siento más infeliz con la supuesta vida que siempre soñé tener, la misma que yo me encargué de forjar con creces... Hoy en día, no conozco otra manera de existir.

Estaba tan cómodo con la forma en la que todo parecía funcionar. Sin embargo, justo ahora que se atraviesan pensamientos cursis y extraños en los que erróneamente evoco a Luciana Pávlov, me avergüenzo de quien soy, de ser ese alguien que jamás tendrá oportunidad de estar con alguien como ella. Sólo la utilizaría, corrompería, mancharía y dañaría.

Yo nací para estar con mujeres como Claudia, siempre ha sido así y siempre lo será. Somos el uno para el otro.





***

¡Hola, yo de nuevo! Ahora con Mario  y Luciana protagonizando mi imaginación.

Para las personitas nuevas que llegan por aquí ¡Bienvenid@s! Espero que disfruten de este carrusel de emociones; romanticismo, erotismo y ficción. Les recomiendo que primero lean LIBÉRAME para entender un poco más de los inicios de sus personajes principales, aunque no es necesario, es sólo si lo desean.

Para todos: Acostumbro a actualizar lo más rápido posible, una vez por semana o más. Soy lectora y sé cuán horrible es la espera. Sin embargo, también soy persona con muchísimas cosas que hacer en mi vida de universitaria, empleada, intento de alma saludable, lectora —que ya lo mencioné— y a ratos escritora amateur. Así que, les pediré un poco más de paciencia con esta historia.

Quise subir el prefacio como abrebocas para crear expectativa, pero todavía no tengo un tiempo definido para comenzar con los capítulos. Puede ser en una semana, dos, o tal vez tres. Prometo que no pasará de mediados de diciembre para que arranquemos con toda.

Coméntenme por aquí o en mi Instagram @wattpadliberame ¿qué tal les ha parecido este breve relato?

Como spoiler les cuento que en su mayoría narra Mario, lo que traduce: posiblemente rodarán mucho los ojos, se estresarán, querrán asesinarlo, luego lo amarán, se reirán un poco y tendrán que perdonarlo por su vocabulario explícito. Ya saben... +18. Los demás, será bajo su responsabilidad. No quiero lidiar con denuncias luego.

No siendo más... De ante mano, un agradecimiento enorme y un abrazo gigante para las personitas que me acompañen desde el inicio hasta el final. ¡Nos leemos pronto!

ATRÁPAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora