—¡Ya! Para por un momento tu apetito sexual insaciable —Le ordeno entre risas cuando comienza a descender por mi abdomen.
—Oh, discúlpame. Pensé que también estabas disfrutando de ello —responde sarcástico.
Suelto un suspiro y dulcifico la mirada, luego sonrío. Su vista desciende hasta mis labios y la deja allí por varios segundos.
—Por supuesto que sí, Mario. El sexo contigo es increíble y enormemente placentero.
—Entonces...
—Hoy saldremos: iremos a la playa, daremos un paseo con yate en el mar, recorreremos las calles de Ibiza, o cualquier otra cosa que deseemos y podamos hacer... Te pierdes de los demás placeres de la vida si te centras en uno solo.
—¿Cuáles placeres?
—Los que no son momentáneos, como apreciar la naturaleza, disfrutar los aromas, admirar los colores, o agradecer por la posibilidad de respirar ese olor a mar característico en cada rincón de este bonito lugar... Son los placeres que más prevalecen aquí —Deposito mi palma en el lado izquierdo de su pecho, luego señalo su cabeza—: y aquí.
»Debemos saber apreciar lo simple, disfrutar de algo tan cotidiano como respirar. Así podríamos entender, con mayor facilidad, el significado de estar vivos, de decidir ser felices cada día, y admirar la grandeza del mundo. Y si esos instantes los compartes con alguien que amas, serán mucho más valiosos.
—Lucy...
—Aún no termino —Lo interrumpo—. No recuerdo haberte dado las gracias por el desayuno que me preparaste ayer. No te lo dije, pero acariciaste mi corazón. Esos detalles pequeños, el esforzarte por hacer algo que nunca antes habías hecho, y por mí, vale más que cualquier orgasmo.
—Abofeteas una vez más mis creencias y pensamientos. Das golpes tan dulces pero firmes, que duelen el doble... —Toma una de mis manos y besa el dorso, luego los nudillos—. Entonces, entendiendo lo que dices, hagamos algo: El sexo quedará en un tercer plano, nada de sexo durante un mes —asegura, sonriendo con suficiencia y diversión.
—¡Ay, por favor! —Ruedo los ojos—. Eso no fue lo que dije. En todo caso, tampoco serías capaz.
—¿Ah, no? Pues obsérvame, voy a purificarme. Un mes sin sexo. ¡He dicho!
Estallo en una carcajada.
—Mario, no es necesario que...
—¡Sin discusión!
—Bien, pero que lo hagas tú no me compete a mí.
—¿A qué te refieres? —Frunce el ceño con profundidad.
—A eso... puedo utilizar mis manos y alguno que otro juguete...
—Eres mala, Luciana. Muy mala. ¿En dónde dejas lo que acabas de proclamar?
—Las llevaste a un extremo, las tergiversaste. Además, el más adicto aquí, eres tú.
—¡No lo soy! —Se levanta indignado. Entorno los ojos—. Bueno, ya no tanto. Y te lo demostraré.
—Como digas, cariño. —Me encojo de hombros y reprimo una sonrisa burlona—. Tal vez puedo hacerte caer.
—Eso es jugar sucio, Luciana.
—Si vas a demostrar algo, tienes que hacerlo como un guerrero. Luchar contra todo pronóstico.
—OK. Listo. Ya lo veremos ¡Bruja! —Da zancadas hasta el baño y cierra con pestillo.
Sonrío y tomo mi celular como si la cosa no es conmigo. Veo un mensaje de Gero: Ha enviado muchas caritas tristes.
Decido llamarlo. Me contesta al primer tono.
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ATRÁPAME
Romance[+18] Mario Vila sólo conoce un tipo de relación fuera del sexo: Te quiero, me quieres, nos apoyamos, no nos abandonamos; me engañas, te engaño, no nos duele y continuamos viviendo. Es por esto que cree tener la vida soñada: la mujer perfecta para s...